Yucatán. 18 de enero del 2020.-En una comunidad maya en Yucatán, 20 familias de ejidatarios rescataron y habilitaron una zona natural con cenotes para atraer visitantes y generar una actividad económica de la que pudieran vivir.

“Esto se formó porque en esta comunidad no había empleos, o no hay empleos para las personas, se dedicaban al campo, al carbón a la leña, pero estando estos cenotes entonces empezaron a trabajar entre la comunidad”, dijo Olga Cantú, ejidataria.

Olga era campesina en San Antonio Mulix, una población indígena maya en el municipio de Umán, al sur de Yucatán.

Ella, junto con otros 19 ejidatarios, decidieron limpiar y habilitar dos cenotes y el área natural que los rodea.

Ahora son los guardianes del lugar.

“Gracias a que viene gente no estamos beneficiando igual. Ya de esto no tenemos que salir a otros lugares a trabajar, a veces se va todo en el pasaje, a la comida y hay veces que no traes casi nada a tu casa”, indicó Rubén García, ejidatario.

Todos trabajan, ya sea vendiendo artesanías, cobrando, limpiando o atrayendo al turismo. Para entrar al lugar cobran 40 pesos por persona.

“Formar y armar este proyecto con el fin de crear empleos porque vemos que hay mucha gente que emigran del territorio, dejan sus familias, se van a buscar el sustento de casa”, indicó Benito Can Dzul, cooperativa Hunukú.

No solo lograron rescatar esta zona natural. Formaron un patrimonio que les permite generar ingresos para no salir a trabajar a Mérida y, al mismo tiempo mejorar sus casas y escuelas.

“Aumenta el consumo, se invierte en la producción agrícola, se invierte en la producción artesanal, en construcciones e incluso en pequeños negocios”, apuntó Erick Villanueva, director del Instituto para el Desarrollo del Pueblo Maya.

De 2017 a 2019 se crearon 142 cooperativas en 14 comunidades de Yucatán.

Ahora protegen áreas naturales y cenotes que visitan miles de turistas nacionales y extranjeros.