Duarte, de tonto no tiene un kilo

Por Alejandro Aguirre Guerrero

 

Se los dije y reiteré en varias ocasiones: Javier Duarte podrá ser el personaje más impresentable u odiado del momento, el más corrupto o ladrón, (si finalmente logran comprobárselo), podrá ser de todo, pero no es un improvisado. De tonto no tiene un kilo.

 

El ex gobernador, hábilmente y tal como lo hacía en Veracruz, aprovecha que cuando menos hasta enero del 2018, fecha de su siguiente audiencia, continuará siendo “nota” para todos los medios de comunicación, incluyendo a aquellos que suelen “ponerse sus moños”.

 

Javier Duarte, desde su celda y en huelga de hambre, es, por el momento, más “nota” que Guillermo Padrés, Roberto Borge y la renegociación del TLCAN. Él sabía que su eterno pleito con Miguel Ángel Yunes, llevado al terreno de las cartas desde prisión, y en la “desventaja” de ser un “pobre recluso” a régimen alimenticio, sería atractivo hasta para el más exigente.

 

La estrategia de Javier Duarte y su cuerpo de abogados consiste en mantenerlo vigente, y victimizado, en la arena donde actualmente se libran las mejores batallas legales, y que lógicamente no son los juzgados, sino los medios de comunicación.

 

La huelga de Javier Duarte no es sólo de hambre, también política. La huelga del ex gobernador es contra Miguel Yunes más que para solidarizarse con sus ex colaboradores presos. Quizá en verdad deseé apoyarlos a distancia, sin embargo, la “jugada” va más como pretexto para continuar su pleito con Yunes.

 

Lo que Javier desea, para que su estrategia epistolar mediática funcione, es una réplica de Miguel Yunes. Si el Gobernador de Veracruz se trepa al ring, Duarte habrá ganado ya el primer asalto sin pelearlo en realidad. El ex mandatario necesita, “para sentirse vivo y no olvidado”, continuar la añeja pelea con su verdugo.

 

Duarte buscará continuar siendo “nota” pegado a su enemistad con Yunes, agarrado del apoyo a sus ex compañeros en desgracia, y por supuesto, cobijado en el interés morboso semanal que será, sin duda alguna, su pérdida de kilos ligada a la huelga de hambre que sostiene.

 

En Veracruz lo conocemos bien, Duarte no tiene un sólo kilo de tonto, más cuando se trata de encarar a Yunes Linares. Muy probablemente, en enero de 2018, veamos al ex gobernador en mejor forma física; “parte por la huelga, parte por pensar en Yunes, parte por sus preocupaciones”. El cordobés seguirá moviendo medios, a fin de cuentas, tiene tiempo de sobra para planear sus siguientes jugadas.

 

 

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