Mientras la Organización Mundial de la Salud se preocupa por alertar a los gobiernos de diferentes partes del mundo acerca del peligro representado por la nueva versión del Covid-19, Omicron, en México el “estratega” encargado de combatirlo, Hugo López Gatell, se ocupa por mitigar esa alarma. Los gobiernos de Europa ya tomaron precauciones al establecer medidas conducentes para proteger a sus gobernados, atienden las recomendaciones de la OMS, restringen actividades y limitan horarios en las festividades navideñas. Sin embargo, en nuestro país tal parece que nada ocurre para preocuparnos, ni los centros de diversión y comerciales procuran medidas de protección, la sana distancia ha desaparecido, los restaurantes, bares y cantinas olvidan la emergencia, nada ocurre aquí, como si fuéramos una isla infranqueable para el virus, pese a las centenas de miles de defunciones ocasionadas por el letal bicho. Por el contrario, el discurso oficial está centrado, más que en la alerta ciudadana contra los riesgos de contagio, en una generalizada embestida contra el INE, categorizándolo como “enemigo” de la democracia, el adversario non plus ultra de la consulta para la revocación del mandato. Será un verdadero prodigio si el Instituto Nacional Electoral sale airoso de esa furiosa arremetida, y si así fuera los frenos y contrapesos del sistema resultarán fortalecidos, de otra manera significará la pérdida de una institución que ha sido firme baluarte de nuestra joven democracia. Pero son tiempos de muy precoz futurismo, como en forma muy directa lo atestiguamos en Veracruz, donde el presidente de la Cámara federal de diputados, Sergio Gutiérrez Luna, inició su precampaña al gobierno de Veracruz hace apenas tres meses, estando a casi tres años de la conclusión del periodo a cargo de Cuitláhuac García. Tantoyuca, Minatitlán, Cosamaloapan y Playa Vicente son los lugares recientemente visitados por Gutiérrez Luna usando como pretexto la celebración de Festivales navideños. Pero, al margen de que el diputado Gutiérrez no tiene limitantes legales para realizar esa actividad, ni impedimento alguno para transitar libremente por la entidad veracruzana, su precoz campaña debe mantener en vigilia a ciertas áreas del gobierno estatal, no por inusual, o quizás por ello, sino por las interrogantes que despierta ese adelantado y afanoso periplo. Lo curioso, es la capacidad de movilizar grandes contingentes sin aparentemente contar con estructura para hacerlo, porque obviamente no asisten como si fuera la llegada de un mesías. Y no solo como en el caso de esos festivales donde se reparten regalos a familias con niños, sino para congregar a cientos de maestros, obreros y campesinos so pretexto de informar sobre los beneficios procurados por la CuartaT. Pero, en fin, cada quien debe cuidar de su salud, y cada cual adjuntarse al proyecto político que considere mejor para Veracruz, aunque la experiencia demuestra que no todo lo que parece, es.