No es extraño el caso, suele suceder de vez en cuando que quienes estando acusados por delitos relativos a la corrupción recuperen bienes mal habidos gracias a subterfugios legales y al contubernio entre el interfecto y los encargados de impartir justicia.

Tal vez esos antecedentes hayan inspirado a Arturo Bermúdez a reclamar la devolución de siete inmuebles que entregó para resarcir “daños causados” al patrimonio de los veracruzanos cuando se desempeñó como Secretario de Seguridad Pública en el lamentable periodo encabezado por Duarte de Ochoa.

Amparado en los vericuetos de la ley Bermúdez pretende recuperar bienes adquiridos de manera súbita, como análogamente fue la aparición de su fortuna personal, en su alegato aparece como “victima” de las autoridades que lo procesaron.

Pero la respuesta del gobernador Cuitláhuac García debe prevenirlo: “mejor que ni hable… más vale que deje así las cosas, porque sí estoy muy interesado en seguir averiguando ese caso. No está libre, eh”. Solo eso falta, que los patos tiren a las escopetas.