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Por Nora Guerrero
Las palmeras Chamaerops tienen las hojas palmeadas. La excelsa y la fortunei son dos plantas muy decorativas y excelentes para las macetas. La fortunei es rústica y en su estado natural puede llegar a crecer hasta diez metros.
La chamaedorea es una palmera linda, originaria de las zonas cálidas de América y sensi-bles a las heladas; de tallos largos parecidos al bambú con hojas superiores muy elegantes. Entre ellas, se distinguen: La elegans, originaria de México, rústica, de folíolos (cada una de las hojuelas del limbo de una hoja compuesta) azulados muy decorativos. La graminofilia, de Guatemala, de tallo verde claro, fino y alargado y hojas verde oscuro y la Ernesti-Augusti de tallos finos y nudos cercanos. Tiene de seis a ocho hojas largas, de puntas bífidas y hojas muy brillantes.
Cocos. El Weddelliana, de Brasil, es el que mejor se adapta al cultivo en maceta, de tallo de metro y medio coronado por una docena de hojas pennadas (aspecto de pluma, con folíolos estrechos, pegados a un eje central) y curvadas. Una de las más graciosas para el interior. Los cocos se parecen mucho a los Phoenix pero se distinguen por un detalle inconfundible: Los Cocos tienen los folíolos como si estuvieran boca abajo. Y los Phoenix al revés. Las kentias son las palmeras que más se cultivan para interiores, lo que es más conveniente para ellas. Hay dos especies, la Belmo-reana de las islas del Pacífico, muy resistente y apreciada para interiores y la Forsteriana, de mayor desarrollo natural. Las kentias deben recibir suficiente agua durante la vegetación y poca en el invierno. Debe evitarse sacarlas al aire libre y al sol.
La palmera Livistona es australiana, alcanza hasta veinte metros de altura, de hojas palma-das muy grandes, color verde obscuro y reflejos metálicos. Cuando es joven, se adapta bien al cultivo en interiores.
Los Fénix. La Phoenix dactylifera es la palmera de dátiles, la cual puede cultivarse en inte-riores en sus primeras épocas, pero con el tiempo, desarrollan mucho y no es posible mantenerla en maceta, así mismo sucede con la Phoenix reclinata. En cambio, el Phoenix humilis, de las montañas de la India, es un arbusto de poco desarrollo, con hojas azuladas, apropiado para cultivo en maceta porque es muy decorativa y de porte elegante. Las Phoenix son plantas rústicas que re-quieren de agua suficiente y tierra poco substanciosa. Como sus raíces crecen mucho, se deberá cambiarlas de maceta, a menos que se quiera retener su crecimiento.
La Rapis es una palmerita originaria de China y Japón que crece a lo sumo dos metros. Sus tallos son finos y sencillos que se cubren de una fina pelusilla obscura y hojas palmeadas con pecíolos de hasta cincuenta centímetros. Sus raíces retoñan continuamente y se forma una mata tupida. Es resistente al frío y acepta tierra corriente. Durante su vegetación, debe sacársele fre-cuentemente al aire libre.
La Ropalostilis es palmera rústica originaria de Norfolk, Inglaterra, que mide entre tres y cuatro metros de altura; de tronco acanalado y hojas pennadas. Se adapta al cultivo en maceta cuando es joven. Esta y la especie Ropalostilis sapida son conocidas también como Arecas, oriun-das de Nueva Zelanda. Los pecíolos de las hojas jóvenes las hacen parecer aterciopeladas, recu-biertas de un polvillo rojizo. Sus folíolos son verde obscuro. Estas palmeras son muy consentidas para interiores, según nos cuenta Noel Clarasó, en su libro-manual que le he venido reseñando: Plantas en los Balcones, en los Patios y en el Interior.
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