Cuentan quienes lo vivieron que una vez llegando a playas africanas, al descender de su navío Escipión tropezó y cayó, entonces, conociendo la mentalidad supersticiosa de sus tropas, exclamó ¡Te tengo África, eres mía! Iniciando así una exitosa incursión militar de conquista. Esa narrativa interpreta la calidad de un líder militar quien, pese a las condiciones adversas, infunde ánimo a sus seguidores buscando la victoria, sin darse por vencido ante un desfavorable escenario. Pero Marko Cortés, dirigente nacional panista, no parece estar en sintonía con esa calidad de líder, porque, si bien su diagnóstico sobre las dificultades de la competencia electoral se acerca a la realidad, una vez que trascendió a la luz pública ya debía haber arrostrado con vehemencia su desliz. Porque en la grabación que lo evidencia se lleva por delante a los gobernadores de las entidades en juego, porque su dicho lleva inherente una descalificación a sus respectivos gobiernos. También a la militancia de su partido, pues la desalienta de antemano. Y qué decir de su alianza con el PRI y el PRD, a los cuales descobija de toda esperanza acerca de un resultado favorable por la sinergia de sus esfuerzos en común. Peor mensaje aún para el ciudadano, porque lo despoja de la oportunidad de escoger políticas alternas al partido del gobierno; y ni hablar del elector “estratégico”, pues quedaría huérfano de opciones electorales competitivas. Cuánta sabiduría encierra aquella expresión de Reyes Heroles: “En política, lo que resiste apoya”, a la que en este caso Perogrullo completa: “y si no resiste, no apoya”.