El rumor es fuerte y reitera la tendencia de una posible negociación político-legislativa entre el partido en el gobierno, MORENA y el PRI, colocando a éste partido en la condición de Patiño, que servirá de escalón para que el gobierno alcance a realizar las reformas constitucionales para consolidar su proyecto de nación, en actitud francamente contradictoria con el espíritu que animó a su integración en “Va por México”, totalmente oposicionista.

Pero nada que debiera extrañar, porque en la Real Politik las alianzas entre partidos son rutinarias y obedecen a sus respectivos intereses; y qué decir de Rubén Moreira y Alejandro Moreno, los personajes a cuyo encargo está el destino inmediato del PRI, son genuino reflejo de la decadencia priista pues, aparte del lucro político, los identifica una cola tan larga y sucia cuyo entreguismo difícilmente podría limpiar.

Pero la estrategia nada tiene de nuevo porque cuando Salinas de Gortari, el PAN colaboró con el PRI, dejando en soliloquio oposicionista al PRD que postulaba su “intransigencia democrática”; y cuando en 2000 ganó Fox la presidencia, la alianza fue del PRI con el PRD para frustrar las reformas panistas; y cuando el PRI regresó al gobierno con Peña Nieto, el PAN no hizo química con la tribu encabezada por López Obrador, pero sí con los inefables “Chuchos”.

Ahora bien, si la versión que acompasa al PRI con MORENA es cierta ¿en qué forma impactará a la oposición? Esto se verá corriendo el tiempo, pero lo fundamental estriba en saber hasta dónde acompañaría el PRI al gobierno en las reformas constitucionales que cambiarán el rumbo del país. He allí lo más importante.

Finalmente, es oportuna la interrogante: en la lógica de un supuesto colaboracionismo priista a instancia de quienes dirigen esa orquesta ¿cómo conciliará el gobierno su política anticorrupción, su columna vertebral, sirviéndose de Moreira y Moreno? Bien reflexionaba el clásico: “el fin justifica los medios”.