Un albazo en toda la extensión de la palabra es el golpe asestado a la dirigencia panista en esta entidad, encabezada por Joaquín Avilés Guzmán, al integrar una Junta para decidir la sucesión en el mando estatal del Partido Acción Nacional que, dicen los adelantados, debe hacerse simultáneamente a la elección de su Comité Ejecutivo Nacional. Como se recordará, hace tres años Avilés Guzmán llegó a la dirigencia después de un muy competido proceso, decidido a su favor, en última instancia, en el Tribunal Electoral. Para esta ocasión no pintan diferente los decibeles de los conflictos internos, en mucho porque estará en juego la decisión de la candidatura al gobierno estatal, diputaciones del orden federal y el local, y quizás no tanto para ganar, sino por las canonjías en juego: poder y dinero, es la fórmula. ¿A cuál de los grupos en pugna atribuirle auténtico interés por el buen destino de su partido? o, mejor, de entre los grupos en pugna, ¿dónde está la parte menos maleada? “Que lo averigüe Vargas”, decía el clásico.