En 2022 estarán en juego seis gubernaturas: Aguascalientes, Durango, Tamaulipas, Oaxaca, Hidalgo y Quintana Roo, el diagnostico electoral señala serias dificultades para que el PRI y el PAN puedan conservar esos enclaves de poder actualmente bajo sus respectivas siglas; incluso así lo reconoce el presidente del albiazul Marko Cortés, quien admite cierta posibilidad competitiva solo en Aguascalientes: «No hay más, está muy complicado Durango, Tamaulipas, Quintana Roo, Hidalgo y Oaxaca (…) la única que tenemos realmente posibilidades, y muy buenas, y contundentes de ganar, es Aguascalientes. Y ahí tenemos la responsabilidad de hacerlo bien», según audio con la voz de Cortés. Visto así, a simple vista pudiera considerarse una expresión derrotista, sin embargo, se refiere a las posibilidades de su partido, no a las del PRI, o imaginariamente al PRD. Pero, ya puestos los pies en la realidad del contexto político electoral, nadie ignora las dificultades que enfrentará el PRI para retener Oaxaca, donde el gobernador “priista”, Alejandro Murat, padece un pronunciado síndrome de PRI-MOR; y en Hidalgo, donde solo ha gobernado el tricolor, el panorama no es de optimismo. El escenario comienza a levantar el telón y esta guerra electoral ya empezó, pues los partidos tendrán que decidir sus respectivas candidaturas durante noviembre o diciembre para iniciar precampañas en enero. En este rejuego, Mario Delgado dice a Cortés: “de acuerdo, ganaremos cinco gubernaturas”. Por ruido político no podemos quejarnos, porque es menos preocupante que la inflación económica que sube los precios de productos básicos y también el número de pobres en México. Habrá circo, pero poco pan.