En junio, por el aeropuerto de Cancún transitaron 2 millones 90 mil pasajeros desafiantes del Covid-19 en busca de las albas, hermosas playas con vista al azul turquesa de su apacible mar Caribe.

Ante estadísticas tan bonancibles en una de las actividades más productivas de la economía, inconscientemente volteamos al escenario veracruzano donde impera la apatía de las autoridades de este ramo.

No compite Veracruz en infraestructura hotelera con Cancún, pero a cambio posee atractivos turísticos de todo tipo: culturales, históricos, pueblos mágicos, gastronomía de excelencia y prestadores de servicios dispuestos a recibir al turismo con servicios de primer orden.

Lamentablemente, este es uno de los sectores del gobierno estatal víctimas de la apatía, muestra que la pasividad también cobra en la burocracia porque la titular de Turismo luce ausente por completo.

¿Tendrán en esa oficina las estadísticas de ocupación hotelera anual? ¿Cuántos turistas ha recibido la entidad veracruzana en sus diferentes zonas hoteleras en 2021? El Covid-19 y la ineficacia o la ineptitud han terminado de dar al traste con este sector tan vital de la economía, pues los hoteleros, restauranteros y demás prestadores de servicios turísticos claman por la promoción turística, pero ni quien los vea ni los oiga.