En México, como seguramente en cualquier otra parte del orbe, se espera ansiosamente el fin de la terrible pandemia causada por el Covid-19, esa es una de las razones por las cuales se está atento al informe de las autoridades a cuyo encargo está su contención, en nuestro país esa tarea fue encomendada al doctor López Gatell, a quien poca confianza se le confiere ya después de sus repetidas proyecciones erróneas.

Por tal motivo cuando se le escucha decir: “Cumplimos ocho semanas de reducción de la epidemia (…) Abrimos la semana con una reducción del 25 por ciento y la tendencia continúa…”, poco crédito se le concede, aunque todos deseamos que así sea.

Sin embargo, los números no dicen lo mismo que el inefable científico, si tomamos como referencia el mes de agosto y lo que avanza de septiembre: el 1 de agosto se registraron 240 mil 906 defunciones, y al finalizar ese mes, día 31 el registro fue de 259 mil 326 muertes por Covid-19 (835 decesos ese día), o sea, ese mes murieron 18 mil 420 víctimas del Covid.

Aquel día, igual que ahora, el reporte informativo detallaba un descenso de la curva epidémica y aseguraba un descenso en la ocupación hospitalaria. Pero la frialdad de los números asusta, porque ayer sumaron 272 mil 580 las defunciones (815 decesos), lo cual acumula 14 mil 254 muertes en lo que va de septiembre. Por esas cifras no es posible sentirse optimista cuando se escucha que la pandemia va a la baja, ni mucho menos bajar la guardia.