En muy inusitado planteamiento, el senador Ricardo Monreal exhorta a los responsables del Poder Judicial y de la Comisión de Derechos Humanos en Veracruz para atender dentro de los linderos de la ley el caso de seis jóvenes veracruzanos detenidos por el delito de ultrajes a la autoridad, y privados de su libertad hace ya tres meses sin que el juez de control intervenga para evitar la injusticia y el abuso de autoridad de que son víctimas. Este llamado, por el área federativa de donde proviene y la personalidad de quien lo formula, guarda especial significado, no solo por tratarse de un senador, sino por la posición política de Monreal (presidente de la Jucopo del senado) y su militancia partidista (Morena), la misma de quien gobierna esta entidad. Pero Monreal fue muy cuidadoso, no alude al gobernador porque es asunto de otro de los poderes locales y debe suponerle la correspondiente autonomía. Aunque no evita el rasponazo en torno a la vigencia de un delito de corte fascista (de corte… penal, dijo con un significativo espaciado); dice Monreal: las democracias modernas no deben tolerar que se violen los derechos humanos. Obviamente le asiste la razón, se ignora si habrá respuesta a la valiosa intervención del senador Monreal, por el oscuro perfil de la actual presidenta del Poder Judicial veracruzano nada debe esperarse: si en cambio, de la oportuna intervención del gobernador Cuitláhuac García, a quien, por otro lado, seguramente no pasa desapercibida la reanudación de las giras por la entidad del diputado Sergio Gutiérrez, también de Morena. Signos de estos tiempos.