A diferencia de Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard mantiene una actitud de ortodoxo apego a las reglas del juego sucesorio en Morena señaladas ya por el presidente López Obrador, la diferencia entre ambas conductas políticas tiene su raíz en la diferencia de sus circunstancias: mientras Ricardo Monreal es senador, es decir milita políticamente en un poder diferente al Ejecutivo, Marcelo Ebrard es un Secretario de despacho subordinado al presidente de la república, es decir, ambos, Ricardo y Marcelo, obedecen a distintas circunstancias políticas aun militando en el mismo partido político. En esa tesitura ¿quién de los dos se encuentra en la mejor catapulta de lanzamiento? Ni uno ni otro, si nos atenemos a la hipótesis de la querencia política del líder de Morena hacia la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum. Sin embargo, pese a la libertad de acción con la que se mueve Monreal, el entorno del Secretario de Relaciones Exteriores proporciona a su titular la oportunidad de establecer interesantes vínculos en su relación con destacados actores de la escena internacional y la nacional. Monreal le tienta la temperatura al proceso sucesorio, Ebrard tiene que guardar las formas, de allí su declaración de “participar de acuerdo a las reglas”, que en lenguaje diplomático significa no hacer olas. “No hay que distraerse, porque si te distraes te caes”, dice Ebrard con sibilino lenguaje político.