El destino los alcanzó y ahora coinciden en el mismo vecindario, quizás sean vecinos distantes, o acaso el infortunio los reúna. Es el Reclusorio Norte donde ahora respiran la misma atmosfera el llegado más reciente, Emilio Lozoya, con una de las víctimas de su señalamiento, el exsenador Jorge Luis Lavalle, el licenciado Collado y Javier Duarte de Ochoa, su denominador común  es la acusación por delitos de lavado de dinero, corrupción, crimen organizado, etc. Ignoramos si el encierro en común predisponga a Lavalle a perdonar a Lozoya por haberlo implicado, o si Collado hará ronda con ellos, pero Duarte de Ochoa siendo el decano podría narrarles el significado de los años de encierro en ese presidio. Odebrecht es también un elemento muy familiar a Duarte de Ochoa, cuyo primer viaje como gobernador fue a Bahía, Brasil, en 2011, para entrevistarse con el propietario de esa empresa, quien por cierto un año antes también había recibido a Fidel Herrera Beltrán, supuestamente para tratar lo relativo a la inversión multimillonaria de la empresa en Coatzacoalcos con la construcción de Etileno XXI que generaría “miles” de empleos. ¿Reclamará Lavalle a Lozoya por haberlo implicado? ¿Pedirá Duarte a Lozoya, que no haga más olas con lo de Odebrecht en Coatzacoalcos? Como van las cosas, es posible que pronto escuchemos ¿y quién cerrará las puertas del reclusorio? Del reclusorio, obviamente.