Queda para la conjetura si el magistrado presidente de la Suprema Corte de Justicia denegó la posibilidad de la prórroga de su periodo presidencial hasta 2024 por respeto al mandato de la ley o porque semblanteó que sus pares votarían en contra de esa propuesta de tufo acentuadamente anticonstitucional.

Sin embargo, para quien esto escribe Zaldívar siempre dio señales de no estar de acuerdo con ese despropósito y aquí lo señalamos al referir una de sus expresiones de ese entonces: “Yo no voy a permitir que se me utilice como instrumento político…”, según dijo el 23 de abril a López Dóriga, y para atajar dudas respecto a su prudente silencio, subrayó: “la constitucionalidad no se resuelve con declaraciones, posicionamientos o enfrentamientos…”.

El 3 del mes en curso, aquí escribimos: “Ya maduraron los tiempos y este mes se votará en la Corte la prórroga en cuestión, según expresó Saldívar en la inauguración del segundo periodo de sesiones de la Suprema Corte, y adelantó que “la independencia judicial debe buscarse en las razones plasmadas en las sentencias y no en el sentido de los fallos”.

Seguimos en lo dicho: Arturo Saldívar y sus pares mayoritariamente votarán en contra del artículo decimotercero transitorio, adicionado de última hora a la reforma judicial que se discutía en el Congreso. La decisión de Zaldívar y sus pares fincará un precedente histórico en la historiografía de la separación de poderes en el régimen político mexicano. Caminamos Sancho, diría Cervantes.