China. 29 de junio del 2020.-
Todavía hay muchas incógnitas sobre el coronavirus, pero los expertos coinciden en señalar una certeza: el mundo no logrará recuperar la normalidad hasta que no se desarrolle una vacuna eficaz contra el SARS-CoV-2.

Mientras los rebrotes sean un mal intermitente que obligue a dar pasos atrás en el proceso de desescalada, el ser humano estará a merced del patógeno. Por eso, el desarrollo de la vacuna es vital desde el punto de vista socioeconómico. Y también será un buen negocio. Desde la perspectiva geopolítica, además, están en juego el prestigio y la ventaja estratégica que proporcionará ser el primer país que logre tal hito. De ahí que China y Estados Unidos se hayan embarcado en una carrera por cruzar primero esta meta de la que está pendiente todo el planeta.

Parece que el gigante asiático lleva cierta ventaja. Al menos, eso es lo que se deduce de la decisión tomada el pasado día 25 por el Ejército Popular de Liberación, que ha dado luz verde para que, durante el próximo año, a sus soldados se les inocule la Ad5-nCoV, la vacuna desarrollada en colaboración con la farmacéutica CanSino. Según la información que la empresa ha proporcionado hoy al mercado de valores de Hong Kong, el fármaco ha probado ser inocuo en la primera fase de las pruebas y ha demostrado cierta eficiencia en la creación de anticuerpos durante la segunda. Es lo que da la confianza necesaria para iniciar la última etapa del experimento, aunque la farmacéutica advierte de que el éxito no está garantizado y subraya que esta decisión no supone la comercialización de la vacuna en un breve período de tiempo.

La Ad5-nCoV es una de las ocho vacunas que se están estudiando en China, y la primera que, el pasado 16 de marzo, entró en la fase de pruebas con seres humanos. Producida de forma similar a la que CanSino y el Ejército prepararon para combatir al Ebola en 2017, se basa en un adenovirus que provoca resfriados y también se está probando en voluntarios canadienses. Según los datos publicados en la revista The Lancet, el proceso está dando buenos resultados, y lo mismo sucede con otras dos vacunas chinas que se encuentran solo un paso por detrás de la de CanSino.

En total, según la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay 17 vacunas en fase de pruebas con humanos y un centenar más que podría alcanzar pronto ese estadio. Pero los científicos recalcan que no solo es importante dar con el fármaco pronto, también debe ser eficaz. A partir de ahí, es vital contar con capacidad para producir cientos de millones de unidades para proteger a los colectivos de más riesgo en todo el mundo, algo para lo que muy pocos países están preparados. Y, finalmente, debe primar el interés colectivo sobre la avaricia de las empresas y los intereses políticos de los gobiernos. Pero esa es una guerra que todavía está por llegar.