• Beatriz Gómez, investigadora de la UAM, expuso resultados de sus investigaciones 
  • Participó en el Simposio Latinoamericano “Avances recientes sobre la neurobiología de ciclo vigilia-sueño” 

 

Beatriz Gómez, investigadora del Departamento de Biología de la Reproducción de la UAM

Beatriz Gómez, investigadora del Departamento de Biología de la Reproducción de la UAM

 

David Sandoval Rodríguez 

Xalapa, Ver.- El sueño puede servir para limpiar al cerebro de las sustancias potencialmente tóxicas que se acumulan durante la vigilia, expresó Beatriz Gómez González, investigadora del Departamento de Biología de la Reproducción de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). 

La académica, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), impartió la conferencia “El sueño como un limpiador del cerebro” en el Simposio Latinoamericano “Avances recientes sobre la neurobiología de ciclo vigilia-sueño”, organizado por el Instituto de Ciencias de la Salud (ICS) de la Universidad Veracruzana (UV). 

Gómez González dijo que durante el sueño se presentan variaciones en la actividad sináptica, las cuales implican alteraciones en el funcionamiento de extensos circuitos neurales, tanto en la corteza cerebral como en regiones subcorticales. 

Se ha confirmado que el sueño modifica el sistema glinfático, actualmente considerado como el sistema con el cual se protege el cerebro de potenciales agentes nocivos externos y que ha comenzado a estudiarse a profundidad en décadas recientes. 

Detalló que a través de experimentos con roedores de laboratorio se conectó una fibra óptica y electrodos para medir su actividad cerebral. 

Cuando el roedor entraba en fase de sueño se administraba y medía un trazador –compuesto químico que se rastrea en el organismo– en la corteza cerebral, y cuando entraba en vigila colocaban un trazador de diferente color para poder comparar la actividad. 

 

 

Destacó que la privación del sueño reduce la eliminación de toxinas en el cerebro

Destacó que la privación del sueño reduce la eliminación de toxinas en el cerebro

 

Durante el sueño, la mayor parte del trazador administrado en el líquido cefalorraquídeo se difunde por la corteza cerebral, lo que significa que el líquido entró durante el sueño a la corteza cerebral y es mucho mayor al observado durante la vigilia. 

Al parecer, la pérdida de sueño no permite una operación adecuada del sistema glinfático, de acuerdo a los resultados de varias investigaciones, apuntó. 

En el Laboratorio de Neuropsicobiología de la UAM, donde ella labora, se estudia el efecto del sueño sobre las funciones de la barrera hematoencefálica donde han encontrado que se alteran distintos parámetros, “en particular los sistemas de entrada y salida que están presentes en la barrera”. 

La investigación se enfoca en cómo se modifica la función de la barrera en condiciones de pérdida de sueño, de forma similar a la que ocurre con los humanos, estudiando ratas que duermen en tinas especiales con plataformas de siete centímetros de diámetro y rodeadas por agua para privarlas de sueño. 

Este procedimiento restringe el número de horas de sueño de manera experimental; durante 10 días se retiran de la tina de privación de sueño y se les administran trazadores de la actividad cerebral. 

En animales con restricción de sueño durante 10 días continuos, el trazador conocido como azul de Evans se deposita en varias partes del cerebro, pero si se les permite dormir por 40 minutos después, la presencia de los trazadores va disminuyendo y la corteza cerebral se restablece. 

Añadió que la vigilia prolongada aumenta la endocitosis, definida como el aumento en el transporte mediado por vesículas a nivel de las células endoteliales cerebrales. 

En condiciones de sueño normal hay algunas vesículas endocíticas, pero en ratas con privación de sueño se incrementan hasta el triple. 

“El sueño nos sirve para mantener la homeostasis en el interior del cerebro, que por un lado modula al sistema glinfático pero por otro regula el funcionamiento de esta barrera hematoencefálica que se encarga de detoxificar al cerebro, entonces la pérdida de sueño hace que se acumulen sustancias potencialmente tóxicas en su interior”, precisó la académica. 

 

Participó en el Simposio “Avances recientes sobre la neurobiología de ciclo vigilia-sueño” de la UV

Participó en el Simposio “Avances recientes sobre la neurobiología de ciclo vigilia-sueño” de la UV