Estados Unidos. 20 de enero del 2021.-Este es el día de Estados Unidos. El día de la historia y la esperanza, de la renovación. Estados Unidos ha sido puesto a prueba una vez más y Estados Unidos ha dicho ‘presente’ ante este desafío. La voluntad del pueblo ha sido escuchada.

La democracia es preciosa, es frágil; pero en estos momentos, mis amigos, la democracia ha prevalecido.

En este sitio tan sagrado donde hace unos días la violencia quiso sacudir los cimientos de la democracia, nos unimos para la transferencia pacífica del poder, como hemos hecho desde hace más de dos siglos. Ponemos la mira en la nación que podemos ser y que queremos ser. Sé de la resistencia de nuestra Constitución y la fortaleza de nuestra nación.

Acabo de tomar un juramento sagrado que han tomado cada uno de nuestros patriotas. Pero todo esto no depende de cada uno de nosotros, sino de todos nosotros, de nosotros, el pueblo. Con tormentas y guerras, hemos logrado tanto. Hay que reparar mucho, hay que restaurar mucho, hay que sanar mucho, y hay mucho que podemos lograr.

Pocos momentos han sido más desafiantes para nuestra nación. Y habla del impacto de la pandemia del coronavirus, del grito de justicia racial. Tenemos que confrontar la supremacía blanca, el terrorismo doméstico. Para restaurar el alma de Estados Unidos se requiere más que palabras.

Pido a todos los estadounidenses que se unan a mí en esta causa. Unidos para luchar a los enemigos que encaramos: ira, extremismo, falta de empleos, de esperanza…

Con la unidad podemos hacer cosas importantes. Podemos hacer de Estados Unidos una fuerza que dirige el bien en todo el mundo. Las fuerzas que nos dividen son profundas, reales, pero no es algo nuevo. Nuestra historia ha sido una lucha constante entre la idea de que todos somos iguales y la realidad del racismo.

La historia, la fe, el raciocinio nos muestran el camino. Podemos vernos no como adversarios, sino como vecinos, tratarnos con respeto y bajar la temperatura. Sin unidad no hay paz, sólo furia y amargura. No hay progreso, sólo caos. Este es el momento histórico de enfrentar estos desafíos. Tenemos que enfrentarlos como los Estados Unidos de América.

Jamás hemos fracasado los Estados Unidos. En este sitio vamos a comenzar a escucharnos de nuevo, a vernos uno al otro, a mostrar respeto el uno por el otro. La política no tiene que ser fuego que destruye todo a su paso. Creo que Estados Unidos es mejor que eso.

No me digan que no se puede. Esta turba pensó que podía usar la violencia para silenciar al pueblo. No ocurrió, nunca ocurrirá, ni mañana. Jamás ocurrirá. Para todos los que respaldaron la campaña, me siento humilde por la fe que pusieron en nosotros. A los que no, escúchenme. Si siguen en desacuerdo, está bien, pero escúchenme. El desacuerdo no nos puede llevar a la desunión.

Yo seré el presidente de todos. Lucharé por aquellos que sí me respaldaron y los que no. Nos enseñaron en las últimas semanas una verdad dolorosa: hay verdades y hay mentiras. Y llamo a defender la verdad y derrotar las mentiras.

Entiendo que muchos miran al futuro con temor, que se preocupan por sus empleos. Les prometo que lo entiendo. Pero la respuesta no es dejar de confiar en los que no son igual a ustedes. Tenemos que terminar con esta guerra civil que pone el rojo contra el azul, republicanos contra demócratas, conservadores contra liberales.

Podemos lograrlo si mostramos un poco de tolerancia y de libertad, podemos darnos una mano, ayudarnos unos a otro. Si lo hacemos, tendremos un país más fuerte y aún podemos estar en desacuerdo, pero necesitamos toda nuestra fuerza para prevalecer a este invierno oscuro.

Vamos a descartar la politiquería y encarar esta pandemia como una sola nación. El mundo nos está viendo. Y este es el mensaje: Estados Unidos ha sido puesto a prueba y hemos salido más fuertes. Vamos a cumplir con el mundo. Vamos a salir a delante con el poder de nuestro ejemplo.

Mi primera acción como presidente es pedirles a todos unirnos en una oración silenciosa por todos aquellos que perdimos en esta pandemia: 400.000 personas. Vamos a honrarlos siendo el pueblo y la nación que debemos ser y les pido orar en silencio, amigos, este es un momento de prueba. Encaramos un ataque a nuestra democracia, un virus, el estigma de un racismo sistémico…

Son desafíos profundos, pero los encaramos de golpe ahora vamos a decir: presente, es momento de ser osados; prometo que nosotros los vamos a ayudar a ustedes y ustedes a mí. Vamos a controlar estos momentos tan difíciles y dar a nuestros hijos un mejor mundo, creo que sí lo lograremos y escribiremos un nuevo capítulo en la historia de Estados Unidos.

Y recuerda lo que dice el Himno Nacional de Estados Unidos: ‘Yo te di lo mejor de mí’ que nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos digan: dieron lo mejor de ellos.

Les doy mi palabra de que siempre diré la verdad, defenderé la Constitución, defenderé a los Estados Unidos de América, y les daré lo mejor a ustedes. Vamos a escribir una historia de la esperanza, de dignidad, de decencia, de amor y sanamiento; la historia que dice que lo mejor está por venir se lo debemos a las generaciones pasadas y futura: que Dios bendiga a Estados Unidos y proteja a nuestras tropas. Gracias, estadounidenses