Humedales naturales: Museos ecológicos vivientes

José Luis Marín-Muñiz

Academia de Desarrollo Regional Sustentable. El Colegio de Veracruz. jmarin@colver.info

Los humedales son ecosistemas que combinan tanto características terrestres como acuáticas, se caracterizan por ser sitios cuyo suelo permanece inundado o húmedo temporal o permanentemente y donde crece vegetación adaptada a dichas condiciones de saturación de agua. Los suelos de humedales pueden ser saturados de agua dulce, salada o salobre (combinación de agua dulce y salada). Ejemplo de humedales donde predomina el agua salada son los pastos marinos y hasta los arrecifes de coral. En el caso de humedales salobres, los manglares son el humedal representativo y hasta más conocido. Los humedales de agua dulce corresponden a estos que se desarrollan en zonas ribereñas, lacustres, o en áreas irrigadas por arroyos, cascadas o escurrimientos constantes de agua sin fuente salina.

La importancia de los humedales radica en los múltiples servicios ambientales que estos proveen, es decir, todo aquello que de forma natural realiza el ecosistema y que resulta en un beneficio para los humanos, por ejemplo, el ser purificadores del aire y generar oxígeno, el funcionar como riñones del planeta al limpiar o detoxificar el agua de contaminantes, mitigar el calentamiento global al almacenar carbono en su vegetación y en mayor tiempo en su suelo.

Los ecosistemas de humedales han sido también un área importante de refugio, cría y desove de peces y mariscos, hábitat de diversos mamíferos, anfibios, reptiles y especies acuáticas, además de ser espacios de refugio de insectos y de anidamiento de aves locales y migratorias. Todo ello les da un valor importante a tales ecosistemas y los convierte en sitios imprescindibles, o como en este texto les llamaremos “museos ecológicos vivientes”.

Inicialmente los humedales eran solo considerados como sitios pantanosos, lodosos, áreas de mosquitos o como selvas sin valor. Sin embargo, con el paso del tiempo la ciencia ha demostrado que tales sitios son ricos en flora y fauna y en servicios ambientales como los ya descritos. En las últimas décadas diversos estudios confirman el aporte y funcionalidades de los humedales, donde también se ha corroborado su función de ser barreras naturales contra tormentas y huracanes; reducen la fuerza del viento, las olas y las corrientes, y la vegetación favorece la retención de nutrientes. En Malasia a los manglares, se les ha estimado un valor de 300. 000 dólares por km, por la protección contra tormentas y de control de inundaciones.

Otros estudios que resaltan la importancia de conservar los humedales por sus servicios ambientales, como el de mitigación del calentamiento global a través del secuestro o almacenamiento de carbono en sus suelos son los desarrollados en México en las zonas costeras que comprenden desde La Mancha Actopan, hasta Monte Gordo, Tecolutla, Veracruz., donde se detectó que las selvas inundables de agua dulce almacenan hasta 0.92 kg de carbono por metro cuadrado anual, y que cuando tales ecosistemas son cambiados para otro tipo de uso como el de pastoreo, estos pierden el carbono almacenado emitiendo gases de efecto invernadero como el metano hasta en diez veces mayor a un humedal sin intervención de cambio de uso de suelo.

Gracias a todos estos beneficios que de manera natural proporcionan los humedales, en la ciudad Iraní de Ramsar en 1971 se adoptó un tratado intergubernamental llamado convención o tratado Ramsar, el cual sirve de marco para la acción nacional y la cooperación internacional en pro de la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos. El tratado entró en vigor en 1975 y a la fecha 172 países forman parte de este convenio que en conjunto involucran 2471 humedales (256, 192, 356 hectáreas).

México se adhirió al tratado el 4 de noviembre de 1986 y a la fecha cuenta con 144 sitios ramsar (8,721,911 hectáreas). A nivel mundial México ocupa el segundo lugar en cantidad de sitios ramsar, siendo Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte quien mantiene el primer lugar con 175 sitios (1,283,040 hectáreas). A pesar de ser algo positivo la posición para México en cuanto a número de humedales ramsar, esto no ha sido algo que todo el país conozca, como cuando se populariza si México mantiene los primeros lugares en cosas negativas como la diabetes, obesidad, VIH o baja educación.

Por todo lo anterior, resulta pertinente difundir la importancia de cuidar y conservar a los humedales, sus servicios ecosistémicos y el valor que tiene México en cuanto a humedales en el mundo. Desafortunadamente muchos humedales en el país y en el mundo han perdido extensión. Por ejemplo, se han reportado hasta 62.1% de pérdida de humedales en México, 53% en Estados Unidos, 50% en Australia, 60% en China y hasta 90% en Nueva Zelanda y Europa. Ante tales alarmantes datos resulta prioridad incluir nuevas políticas públicas que apoyen a la conservación de los museos ecológicos vivientes y que además se rehabiliten aquellos humedales que por actividades antropogénicas han dejado de funcionar ecológicamente o incluso se originen nuevos humedales (humedales creados) en áreas donde nunca hubo alguno, pero que se pueda iniciar un humedal que provea de los múltiples servicios que se han descrito.

Derivado del convenio ramsar, en el plan estratégico de la Convención 2009-2015 (Estrategia 1.3 Política, legislación e instituciones), se plantea la necesidad de que las partes contrastantes diseñen y apliquen políticas, leyes y prácticas…a fin de lograr que se apliquen eficazmente las disposiciones de la Convención para lograr el uso racional de los humedales. En ese sentido, en México, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) ha elaborado en 2013 la Política Nacional de Humedales, la cual responde a la necesidad de que el Gobierno Federal establezca un instrumento rector que tengan como objetivo una mejor planeación y gestión para el aprovechamiento sustentable y la protección de los humedales en el país. Y aunque esto es una iniciativa importante, falta también sensibilizar a la población sobre los humedales, evitar contaminación, tener una mejor cultura del agua y evitar la deforestación de tales ambientes.

 Referencias

Langrave R., Moreno-Casasola P. 2012. Evaluación cuantitativa de la pérdida de humedales en México. Investigación Ambiental, 4(1): 19-35.

https://www.ramsar.org/

Hernandez, M.E.; Marín-Muñiz, J.L.; Casasola, P.M.; Vázquez, V. Comparing soil carbon pools and carbon gas fluxes in coastal forested wetlands and flooded grasslands in Veracruz, Mexico. Int. J. Biodivers. Sci. Ecosyst. Serv. Manag. 2014, 11, 5–16.

Marín-Muñiz, J.L.; Hernández, M.E.; Moreno-Casasola, P. Comparing soil carbon sequestration in coastal freshwater wetlands with various geomorphic features and plant communities in Veracruz, Mexico. Plant Soil. 2014, 378, 189–203.