El AquaDom, el acuario cilíndrico más grande del mundo, ubicado en el interior del hotel Radisson Collection en el centro de Berlín, ha reventado esta madrugada por motivos que aún se están investigando, y ha vertido cerca de un millón de litros de agua salada y los 1.500 peces tropicales que albergaba. La salida en tromba del agua ha causado dos heridos leves, con pequeños cortes por los cristales, y abundantes daños materiales aún por cuantificar.

El acuario era una de las atracciones más visitadas de la zona, junto a la catedral de Berlín y la isla de los museos. Consistía en un enorme cilindro de 16 metros de altura por 11,5 de diámetro con un ascensor transparente en el medio, erguido en el centro del vestíbulo del hotel. Al quebrarse y liberar el agua ha generado un torrente que se ha llevado por delante mobiliario del hotel y ha destrozado varios de los comercios de la planta baja, en los que ha reventado escaparates y puertas. El agua ha salido en tromba hasta la calle de Karl-Liebknecht, una de las más transitadas del centro de la capital alemana, donde a primera hora todavía se veían algunos peces muertos entre los escombros. La vía ha estado horas cerrada al paso de vehículos.

El reventón ha expulsado con el agua a la mayoría de los 1.500 peces tropicales que contenía el acuario, de casi un centenar de especies distintas, muchos de los cuales han acabado arrastrados a las alcantarillas de Berlín. Según han informado los bomberos, algunos ejemplares que estaban en tanques laterales han sido trasladados a otros acuarios. La mayoría, sin embargo, no han sobrevivido. El agua del acuario se mantenía a unos 26 o 27 grados, y esta madrugada Berlín ha registrado temperaturas de nueve grados bajo cero.

“La investigación sobre la causa aún no se ha completado, pero las primeras señales apuntan a la fatiga de los materiales”, ha asegurado la senadora (concejala) de Interior de Berlín, Iris Spranger, a la agencia pública de noticias DPA. La Policía confirmó a primera hora que no había ninguna sospecha de que se tratara de un ataque.

En las primeras llamadas a los teléfonos de emergencias, los testigos relataron haber oído un ruido muy fuerte, como de explosión. El tanque cilíndrico se rompió, el agua que contenía salió en tromba y arrastró lo que encontró a su paso. La presión reventó también puertas y ventanas interiores del establecimiento en el que estaban alojadas alrededor de 400 personas, según el portavoz. “No hemos podido salvar a ninguno de los 1.500 peces que vivían en el acuario”, añadió. Por la tarde, el departamento confirmó que sí se encontraron algunos ejemplares vivos en el agua que había quedado al fondo del tanque.

El hotel ha quedado a oscuras y sin electricidad y todos los huéspedes han sido evacuados. La mayoría han sido trasladados al cercano hotel Park Inn, en Alexanderplatz. Un centenar de efectivos del cuerpo de Bomberos han participado en la evacuación y en la inspección de las estructuras del edificio. A primera hora de la tarde han entrado agentes de bomberos con equipamiento de escalada. La planta baja ha quedado destrozada, según el cuerpo de Bomberos, y completamente llena de escombros que se han estado limpiando todo el día.

Uno de los reclamos del hotel era que desde sus habitaciones podía verse el acuario, una de las atracciones más visitadas de esta zona del antiguo Berlín oriental. “De madrugada oímos un ruido enorme que nos despertó”, ha relatado Dafna, una mujer israelí que estaba pasando unos días de turismo en la capital alemana. “Todavía estoy en shock”, ha dicho a este diario a las puertas del hotel, aún vestida con el pijama bajo el grueso abrigo y una bufanda.

Ella y su madre, que se desmayó en la habitación al ver lo que había sucedido, estaban intentando entrar de nuevo en el hotel para recoger su equipaje porque por la tarde tomaban el vuelo de vuelta a Israel. A la mayoría de los huéspedes el reventón les pilló todavía durmiendo y salieron, algunos arrastrando maletas, otros solo con el abrigo y el bolso, apresuradamente. Dos agentes de policía explicaron a las mujeres que todavía no era posible acceder porque el edificio estaba a oscuras y sin suministro eléctrico, por lo que ni siquiera funcionaban las tarjetas que permiten entrar a las habitaciones. “Un milagro que no haya habido víctimas”, ha dicho al enterarse de que únicamente se han producido dos heridos leves.