Xalapa, Ver.- A finales de la década de los setenta del siglo pasado, el joven Damián Alcázar se dedicó a aprender a hablar ruso porque tenía el sueño e interés de estudiar en la desaparecida Unión Soviética, pero su maestro Raúl Zermeño Saucedo le recomendó quedarse en México, prepararse y trabajar.

En el conversatorio “Hablemos sobre actuación”, el actor mexicano compartió sus vivencias con estudiantes y académicos de la Facultad de Teatro y de otras disciplinas de la Universidad Veracruzana (UV).

El encuentro se llevó a cabo en el Foro “Fernando Torre Lapham”, ubicado en la Unidad Académica de Artes de esta casa de estudios y que estuvo totalmente lleno de jóvenes.

Contó que tenía el deseo de irse a la Unión Soviética porque “sentía que estaba mal preparado”, así fue como el director Zermeño Saucedo le recomendó la Facultad de Teatro de la UV, a la que llegó junto con cuatro amigos.

Les dijo que toda escuela o facultad son apenas el inicio, “los orientarán sobre lo que es la carrera, no se equivoquen que al egresar serán actores, esta profesión nunca se acaba, estamos en continuo aprendizaje”.

Opinó que actuar no es reaccionar de forma verdadera y sensible a un elemento que llega del exterior, sino darle vida a una persona inexistente, enquistado en un texto; “como actor debes darle vida y su propio flujo.

”Se debe tener ganas y voluntad para estar en esta profesión. Lo que nos mueve es la voluntad y en el camino se encontrarán todos los impedimentos posibles, pero se deben lanzar, tener voluntad, seguir aprendiendo y experimentar en técnicas. El actuar es disciplina, consistencia, entrega, pasión y mucha voluntad.”

Subrayó que dicha profesión es 95 por ciento trabajo voluntarioso, profundo, disciplinado y de análisis, y el otro cinco por ciento es magia, pero “si no la tienen, lo primero da resultados. Recuerden que éste es el inicio, si su voluntad, sensibilidad y disciplina no responden, entonces es momento de cambiar –con valentía– el rumbo y aplicar todo lo aprendido en otra profesión”.

Por último, dijo estar convencido de que el cine y el teatro son muy diferentes: en el primero, el director escoge lo que quiere que vea el espectador; mientras que en el segundo, el espectador decide qué observar.

Con información de Universo