OLORES COMO ARMA DE DEFENSA

Por: Yamileth del Ángel Sánchez, Larissa Guillén Conde, Luis Arturo Ibarra Juárez

Red de Manejo Biorracional de Plagas y Vectores, Red de Estudios Moleculares Avanzados, Instituto de Ecología A.C. 

 

Resumen

Los insectos y las plantas producen naturalmente sustancias químicas volátiles que atraen o repelen a individuos de la misma o diferente especie y que pueden ser utilizadas para el control de insectos-plaga.

 

Palabras clave: semioquímicos, plaga

 

Así como los humanos tenemos la capacidad de distinguir los diferentes olores que nos rodean, los insectos también son capaces de percibir olores, pero a diferencia de nosotros, ellos no tienen una nariz. Digamos que en la mayoría de los insectos son las antenas las principales estructuras por donde empieza el proceso olfativo, pues en estas se encuentran la mayor cantidad de estructuras receptoras olfativas que tienen la función de recibir y reconocer los compuestos químicos que forman un olor, convertir esta información en señales eléctricas que viajan hasta el cerebro del insecto que procesa la información y genera una reacción o comportamiento.

El sentido olfativo de los insectos tiene varias funciones en su comportamiento, por ejemplo, para comunicarse con individuos de su misma especie (hembra o macho) en la búsqueda de una pareja o para organizarse dentro de un nido, tal y como hacen las hormigas y abejas. También sirve para encontrar alimento, seleccionar un hospedero en donde depositar sus huevos o identificar depredadores para esquivarlos, entre otros. Todos estos comportamientos son generados después de que el insecto identifica las sustancias químicas volátiles que funcionan como mensajes, emitidas por plantas o animales. Esas sustancias químicas (olor) que provocan una respuesta en otro ser vivo son conocidas como semioquímicos, debido a la capacidad que tienen de influir en el comportamiento del animal que los percibe y en el caso de los insectos seguido son usados para el control de plagas.

A grandes rasgos estos semioquímicos se dividen en dos tipos: en primer lugar, tenemos a las llamadas feromonas, que son producidas por la hembra o el macho de una especie de insecto para modificar el comportamiento de otro insecto (hembra o macho) de la misma especie. Por otro lado, están los llamados aleloquímicos los cuales son compuestos químicos producidos por una determinada especie pero que están dirigidos para cambiar el comportamiento de organismos de otra especie diferente a la que los produjo (Figura 1).

 

Figura 1.- Tipos de semioquímicos. Crédito: Yamileth del Ángel Sánchez

 

Este fenómeno, ha causado gran interés entre muchos científicos que han estudiado el uso de estos compuestos (semioquímicos), sobre todo el de aquellos que generan atracción para usarlos en el control de diferentes plagas a fin de poder disminuir el uso de insecticidas contaminantes y sus efectos negativos al medioambiente.

Puede parecer un verdadero reto el tratar de disminuir el uso de plaguicidas, sin embargo, existen varios métodos planteados con los que podemos hacer frente a los insectos plaga. Un ejemplo de esto es el trampeo masivo, esta técnica tiene mejores resultados en infestaciones pequeñas o aisladas y consiste en colocar un número determinado de trampas con un atrayente (semioquímico) a una distancia clave con el objetivo de capturar el mayor número de insectos plaga.

Otra técnica utilizada es la confusión sexual, en este método se busca detener o impedir que los insectos plaga se reproduzcan para poder controlar su población y el impacto en los cultivos. Está técnica consiste en utilizar las feromonas sexuales producidas generalmente por las hembras; el compuesto químico (feromona sexual) se libera de forma masiva en el aire causando una confusión en el macho que le impide encontrar a la hembra, reduciendo el número de encuentros y apareamientos entre hembras y machos y por consiguiente, reduciendo también la población de insectos plagas. Un ejemplo exitoso de la aplicación de esta técnica es en los cultivos comerciales de manzano en dónde se usa una feromona sexual producida artificialmente que cuando se libera en el aire, confunde a la polilla del manzano (Cydia pomonella) y reduce su nivel de población (Figura 2).

 

Figura 2.- Ejemplo de la técnica de confusión sexual. Crédito: Yamileth del Ángel Sánchez

 

Una de las estrategias más novedosas, es la llamada push-pull (empujar-jalar) esta técnica también es usada para el control de plagas, y se basa en el uso de estímulos repelentes y atrayentes para el insecto. Los dispensadores con los compuestos repelentes (empujar) son colocados cerca del árbol o planta hospedante para protegerlo ahuyentando a los insectos plaga y las trampas atrayentes (jalar) son colocadas en puntos específicos a donde los insectos son atraídos simultáneamente después de ser repelidos. También es común usar ciertas plantas con actividades atrayentes y repelentes en sustitución de los dispensadores y las trampas (Figura 3).

 

Figura 3.- Representación esquemática del sistema push-pull (Stenberg, J. A., et al. 2015. Optimizing crops for biocontrol of pests and disease. Trends Plant Sci. 20, 69015.08.007). Crédito: Yamileth del Ángel Sánchez

 

Un ejemplo en donde se evalúa el uso de la estrategia push-pull es para el control del escarabajo de laurel rojo (Xyleborus glabratus), un escarabajo que cultiva hongos para su consumo y el de su descendencia. Este complejo escarabajo-hongo es causante de la enfermedad de la marchitez del laurel en estados del sur de EE. UU que ha matado miles de plantas de la familia Lauraceae y ha afectado de gran manera el cultivo del aguacate (una planta que pertenece a la familia Lauraceae), lo que significa una amenaza latente para México que es el principal productor mundial de aguacate.

Finalmente, las consecuencias negativas del uso de plaguicidas han traído consigo una creciente demanda por buscar alternativas más amigables con el medio ambiente y sin duda, estos compuestos (semioquímicos) pueden servir de gran ayuda en el combate contra especies de insectos plaga. El punto clave para que los semioquímicos den buenos resultados en el control de plagas es conocer el comportamiento del insecto problema y comprender el modo de relacionarse con su medio para poder aplicar este conocimiento en los aspectos que se quiere intervenir.

 

Agradecimientos:

Este artículo es producto de la estancia de la estudiante Yamileth del Ángel Sánchez en el programa “XXVI Verano de la Investigación Científica y Tecnológica del Pacífico, realizada del 14 de junio al 30 de julio de 2021”.

 

Créditos de figuras:

Yamileth del Ángel Sánchez