PERCEPCIONES SOBRE LA GESTIÓN DE LOS ÁRBOLES URBANOS, ALIADOS CONTRA LAS ALTAS TEMPERATURAS

EN XALAPA, VERACRUZ.

Nadia Olinka Gómez Luna. Facultad de Biología Xalapa, Universidad Veracruzana. 

Orlik Gómez García. Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero, INECOL. 

 

Foto 1: Sombra. Crédito: Orlik Gómez

 

En los primeros 5 meses de 2022 las temperaturas diurnas han sido atípicamente altas (30 a 35 °C), y aunque las condiciones del tiempo atmosférico en un momento dado, depende de las condiciones del clima por largos períodos sobre regiones muy grandes, para los habitantes de una ciudad como Xalapa, acostumbrados por años a las temperaturas templadas (15°C a 27°C en promedio) y vientos frescos, los días con temperaturas diurnas por arriba de los 30°C convierten el transitar por las calles o incluso permanecer dentro de las casas, en una auténtica tortura, que combinada con la escasez de agua potable, de distribución cada vez más racionada, crean un grave problema de habitabilidad urbana cada vez más perceptible, lo cual no es oculto para nadie. En este escenario, buscamos el frescor que producen las sombras del aún abundante arbolado urbano en calles, avenidas y parques (Foto 1). Así, resulta increíble que sea en estos meses de temperaturas tan elevadas, cuando el gobierno municipal intervenga los árboles urbanos con podas extremas y muchas veces innecesarias, y, peor aún, con la tala y retiro de árboles, en apariencia sanos, cuyas copas mitigan con su intensa sombra las elevadas temperaturas en las calles, con el argumento anacrónico de evitar “riesgos” o “liberar luminarias y cables”. En lugar de ello, los árboles deberían ser vistos son los mejores aliados contras las altas temperaturas diurnas en calles y avenidas de nuestras ciudades.

La pésima gestión del arbolado urbano que por décadas ha ocurrido en esta ciudad, hace que la ciudadanía y sobre todo la autoridad ambiental, perciba a muchos árboles en auténticos estorbos o en generadores de problemas por venir. El origen de esto es multifactorial, pero destacan los sitios de plantación inadecuados, la ausencia de las prácticas de arboricultura adecuadas y ya probadas, pero sobre todo de la falta de criterios técnicos de vanguardia, basados en el reconocimiento del valor y los beneficios de los servicios ambientales que brindan los árboles y bosques urbanos para mantener la mejor calidad de vida en un entorno urbano con ambiente sano. Hoy en día, al recorrer las calles de la ciudad, es común encontrar ejemplares plantados en sitios totalmente inadecuados, y queda claro que del mal manejo inicial y posterior, derivan otros problemas como la obstrucción de señalética y de desagües, roturas de cables y banquetas, ocultamiento de luminarias, exposición a golpes y daños por vehículos altos y, sobre todo en primavera y verano, la falta de sombra sobre la vía pública, sin mencionar la pésima imagen urbana que dan los árboles desmochados o con forma de “cola de zorra” (Foto 2).

 

Foto 2: Árbol mutilado. Crédito: Nadia Gómez

 

Siendo justos, las autoridades ambientales no son los únicos responsables del mal estado del arbolado urbano: también están las brutales intervenciones sobre las copas que hacen las empresas privadas y públicas de servicios de telefonía, televisión e internet por cable, una práctica ofensiva y que mutila de manera grotesca a los árboles. Un ejemplo muy claro es la avenida 20 de Noviembre, a la atura del panteón antiguo. En este lugar hay muchos ejemplares jóvenes de Ficus (Ficus benjamina) plantados a lo largo de jardineras angostas. Prácticamente en cada uno de ellos se pueden apreciar los brutales desmoches a través de toda la copa y que, por supuesto, liberan los cables de manera parcial, pero dañando enormemente a los árboles (FOTO 3). Esta práctica es repetitiva, pues una vez que las ramas crecen nuevamente, se repiten los desmoches. ¿Cuánto puede resistir y compensar fisiológicamente un árbol? La experiencia de los arboricultores nos indica que poco a poco estos árboles mutilados, además de ser privados de su belleza, van muriendo, siendo invadidos por plagas, barrenadores, pudriciones desde la raíz y el fuste y, ahora sí, transformándose en peligros de caídas (fallas) latentes, vulnerables a vientos o lluvias y con consecuencias imprevisibles.

 

Foto 3: Árboles con forma de cola de zorra. Crédito: Orlik Gómez

 

Al tener pavimento a nuestro alrededor, se crean “islas de calor”, donde se intensifica la concentración de la energía de los rayos solares al rebotar sobre el concreto. En primavera y verano las temperaturas diurnas son altas, pero en una isla de calor la sensación térmica es aún más alta. ¿Cuál es, entonces, la intención al reducir al máximo las copas frondosas de los árboles urbanos? No parece haber nada claro. Ante esta nada clara actuación, podemos pensar que para la autoridad ambiental urbana es mucho más fácil aplicar una anacrónica “solución radical”: desmochar a los árboles con copas sanas y frondosas, con la excusa deliberar las líneas de energía, las luminarias nocturnas o, como anotamos antes, “prevenir” riesgos (Foto 4). La arboricultura ofrece una solución técnica a cada problema; hace falta asegurar su aplicación.

 

Foto 4: Luminaria liberada vs 10 árboles mal podados. Crédito: Orlik Gómez

 

La gestión del arbolado urbano, en este caso de Xalapa, requiere de inventarios y evaluaciones permanentes. Por ello es necesario contar con técnicos inteligentes y sensibles, y desde luego con cuadrillas capacitadas en el arte de cuidar los árboles. Desde luego, también es radicalmente necesario que los gobiernos municipales en turno regulen drásticamente a las empresas privadas y públicas de servicios por cable mencionadas, exigiéndoles a sus “podadores” una acreditación como podadores de árboles urbanos debidamente obtenida, que garanticen la aplicación de las técnicas eficaces de arboricultura enfocadas sobre el bienestar de los árboles. Este es una necesidad crucial que debe ser abordada, a no ser que los gobiernos deseen absorber todos los costos ambientales, sociales, económicos y políticos que deriven de los diferentes daños originados en el arbolado en mal estado, producto del mal manejo y la desidia generalizados.

Para muchas personas resultará sorprendente conocer que existe la Ley número 697, que es la Ley de Protección, Conservación y Fomento de Arbolado y Áreas Verdes Urbanas para el Estado de Veracruz de Ignacio de La Llave, vigente desde noviembre de 2018. Esta ley establece que, al ser de utilidad pública, todos los árboles y palmeras plantados en zonas urbanas están sujetas a medidas legales de promoción, fomento y protección, reconociendo a los árboles urbanos como elementos fundamentales para el bienestar en las ciudades. La misma ley deja establece los derribos y retiros como la última opción, siempre basada en un dictamen técnico sólidamente sustentado.

La gestión ambiental urbana es todo un reto, y al menos en el caso fundamental de los árboles urbanos las herramientas, el conocimiento técnico y la práctica profesional, sensible y sustentada existen: es hora de crear y exigir a las autoridades municipales un verdadero cambio en la manera de abordar la gestión y la práctica sobre los árboles de nuestras calles, plazas, parques y demás áreas verdes públicas.  Los árboles sanos, bien podados y plantados correctamente, difícilmente serán el origen de riesgos inminentes para las estructuras urbanas ni para las personas.

Xalapa y sus habitantes merecemos un arbolado urbano sano y bien manejado por equipos técnicamente preparados y sensibles, que, acorde con la ley mencionada, fomente a los árboles de la ciudad como nuestro aliado contra las manifestaciones del cambio climático global y las altas temperaturas diurnas. De esta manera el arbolado urbano, se vinculará por completo al patrimonio cultural de la Atenas Veracruzana.

 

Las opiniones expresadas en este artículo son personales y no necesariamente representan las del INECOL ni del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT)