- Es posible cultivar alimentos aún en espacios habitacionales pequeños, expuso la Coordinadora de Siembra UV
Karina de la Paz Reyes Díaz
Xalapa, Ver.- Citlali Aguilera Lira, coordinadora de Siembra UV “Educación y comunicación para la sustentabilidad con enfoque en agricultura y alimentación” del Centro de EcoAlfabetización y Diálogo de Saberes (EcoDiálogo) de la Universidad Veracruzana (UV), habló en entrevista con Universo del papel que está jugando la sustentabilidad en esta pandemia del Covid-19.
Si bien se habla de que esta contingencia obliga a reflexionar, por ejemplo, en la producción de una parte de nuestros alimentos, hay quienes dicen no hacerlo porque viven en espacios inadecuados para ello. ¿Qué les dirías?
Sin duda son diversas las realidades y contextos que se viven en cada hogar, desde diferencias arquitectónicas hasta de hábitos y dinámicas sociales. Sin embargo, podríamos estar justificándonos y escudándonos por este motivo cuando realmente sí podríamos comenzar a explorar poco a poco en el cultivo de hortalizas.
Respecto a incursionar, experimentar e iniciar producción casera no es tanto una cuestión de espacio, generalmente una hortaliza requiere de tierra, agua y sobre todo una buena cantidad de luz al día. Es importante pensar en especies de plantas que estén generando cosecha frecuentemente (ya sea de hoja, tallo, flor o fruto).
Por ejemplo, una planta de jitomate citlali en un contexto casero podríamos cultivarla en un espacio de 40 x 40 x 40 centímetros; las lechugas orejonas, espinacas, chile y varias hierbas de olor como tomillo y orégano pueden crecer en una caja tetrapack de un litro; una acelga en una maceta de 30 x 30 x 30 centímetros.
Además, tenemos varias que crecen casi solitas: chayote, verdolaga y berros.
En estos tiempos de pandemia mundial, ¿por qué es importante reflexionar sobre la sustentabilidad?
Porque vivir y actuar desde un enfoque de sustentabilidad está demostrando su utilidad en tiempos de pandemia. Se ha vuelto una forma de acción y resiliencia ante las incertidumbres socio-económicas que se avizoran y que muchas personas ya están padeciendo.
La sustentabilidad comenzará a dejar de ser vista como algo utópico y un “sueño guajiro” para plantearse como lo que se ha viniendo diciendo, investigando y haciendo: una forma en la que podemos salir adelante, desde lo más fundamental y básico como alimentarse sanamente y decirle “no” a los alimentos ultraprocesados.
Cabe citar que la alimentación está ligada al sector agropecuario, por lo que nos lleva a la gratitud del trabajo del campesinado y productores de nuestro país, así como a la reflexión de cuál es la situación que ellos enfrentan.
Se despierta la empatía y solidaridad –elementos de la sustentabilidad– pues se visibilizan las desigualdades sociales y económicas de un sistema capitalista, pero ésta puede ser una gran oportunidad para reestructurarnos hacia mecanismos de economías solidarias, fortalecer redes de apoyo, hacer comunidad, cuidar y hacer un manejo sustentable de los recursos naturales de los que dependemos tanto seres humanos como otras especies.
Sin duda, este momento es una gran oportunidad para voltear la mirada a los saberes de pueblos originarios y generar un diálogo con la ciencia y la tecnología.
¿Qué antecedente deja esta pandemia para las Instituciones de educación superior en temas de sustentabilidad? ¿Qué iniciativas y acciones tendrían que reforzarse o implementarse en aras de formar estudiantes integrales?
Añadir a la malla curricular de todos los programas educativos y en todas las áreas académicas tal visión, pero sobre todo acciones transversales de la sustentabilidad.
Me parece que la UV ha avanzado mucho en ese sentido, contamos por ejemplo con el Área de Formación de Elección Libre (AFEL). EcoDiálogo es un claro ejemplo de investigación transdisciplinaria y lleva años formando estudiantes de licenciatura y posgrado de manera integral y pertinente a las necesidades actuales y al horizonte sustentable; aunado a eso, trabaja de la mano con comunidades y sociedad civil.
Además, la UV cuenta con una Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, lo cual también es un gran logro.
Si bien las actividades académicas se sobrellevan vía remota, ¿qué curso lleva el huerto–escuela de Siembra UV en esta contingencia?
Los estudiantes que integran el equipo Siembra UV cursan créditos en AFEL en una colaboración con el programa de la UV “Ven a la Cultura” y otros están haciendo su servicio social con miras a trabajos recepcionales.
Lanzamos la campaña #SiembraUVenCasa a través de nuestras redes sociales donde compartimos información respecto a cómo llevar una cuarentena sustentable, así como cuidar el agua y la luz.
Compartimos información sobre cómo separar los residuos sólidos caseros y aprovechar los orgánicos para implementar una composta, y cómo iniciar la producción de alimentos en casa.
También compartimos recetas de cocina para no desperdiciar alimentos, pues ¡un cuarto de la basura generada a nivel mundial son alimentos!
Por otro lado, seguimos reuniéndonos virtualmente para hacer nuestros círculos de saberes, lo cual ha sido de gran utilidad ya que es fundamental tener espacios de reflexión y encuentro donde los alumnos y yo como su facilitadora podemos empatizar y solidarizarnos.
¿Algo más que te interese destacar o añadir?
Este momento es una maravillosa oportunidad para poner más atención al movimiento repentino de la naturaleza que se encuentra ahí, afuera de nuestras casas.
Se ha frenado el mundo de los humanos –han parado muchas de nuestras actividades socioeconómicas– y muchos científicos que analizan cuestiones de conservación, biodiversidad y cambio climático están aprovechado la oportunidad para analizar este escenario de escala planetaria y observar qué ha sucedido; por ejemplo, con la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero del transporte y las industrias, y con la reducción de ruido urbano, entre otras cuestiones.
En mi opinión, no deberíamos agradecerle a un virus y a la pandemia por los beneficios temporales al ambiente. El cambio climático y la situación con el coronavirus SARS-CoV-2 son de naturaleza, causas y consecuencias diferentes, y sobre todo implican responsabilidades de nuestra parte muy distintas.