- El distinguido psicólogo hizo hincapié en la necesidad de implementar campañas preventivas del cuidado de la salud desde el nivel educativo inicial
- Participó en Tetraedro, foro para revisitar y discutir críticamente, desde las dimensiones filosófica, geopolítica, psicológica y biológica, la crisis que vivimos hoy a nivel global: la pandemia Covid-19
“El conocimiento de los riesgos a la salud no basta. Hay muchos ejemplos, uno que uso es si la información, solita, modificara el comportamiento, en todo el mundo no habría un solo médico que fumara. Obviamente no es así, la información por sí sola no cambia la conducta. La actitud solita no se convierte en comportamiento, éste requiere cambiar condiciones”
Karina de la Paz Reyes Díaz
Xalapa, Ver.- La segunda edición del Foro Virtual “Tetraedro. Un análisis crítico y multidimensional sobre la pandemia”, que aloja la Dirección General de Investigaciones de la Universidad Veracruzana (UV), versó sobre la arista psicológica y estuvo a cargo de Juan José Sánchez Sosa, Profesor Emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El título de su presentación fue “El distanciamiento social y los trastornos psicológicos del encierro”. En ese marco, el miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel III enlistó criterios de anormalidad del comportamiento humano y también componentes, uno de ellos fue el psicosomático.
“Hace 40 o 50 años no conocíamos los mecanismos que hacían que un estrés sostenido, mal manejado, se convirtiera en una gripa o un tumor; no quiere decir que los cause, sino que ocasiona estados psicofisiológicos que interactúan con propensiones heredadas, con historias orgánicas –de nutrición, salud, entre otras.”
Para él, lo que se ha denominado estrés –y que se remonta hasta los tiempos de Hans Selye, el primero que lo propuso– se parece en todo a lo que actualmente se vive. “Estamos viviendo una situación de tal naturaleza riesgosa, amenazante, que tenemos que adaptarnos rápido, ¿Cómo? En principio, tenemos acceso a lo que nos dicen los expertos –no salir de casa, no tocarse la cara, lavarse las manos frecuentemente, entre otras”.
Sin embargo, los lineamientos no cubren la historia personal y sus antecedentes, que nos colocan en un riesgo aumentado, subrayó el Doctor Honoris Causa por la Universidad de Ottawa.
Uno de los ejemplos comentados fue el de una persona que ya tenía problemas con el consumo de alcohol o drogas y que, bajo las condiciones de esta pandemia, lo incrementa para sentirse mejor.
“Ahí entra la parte emocional: al sentirse mejor está más tranquilo y tiene la sensación de que el riesgo ha aminorado. Ese es el problema de la confluencia de todas estas variables –emocional, cognitiva, instrumental y psicosomática. Si a mí me preguntaran cuál de ellas predomina yo diría que son componentes que se están afectando mutuamente, todo el tiempo.”
La situación demanda conductas que no todas las personas tienen o son capaces de sostener. Por ello, no se reduce el riesgo, las infecciones y las muertes siguen aumentando o por lo menos no disminuyen como se espera. “Esto es un resultado del comportamiento humano”, remarcó.
El Coordinador de la Maestría en Medicina Conductual de la UNAM, recomendó que en esta situación se debe poner atención a extremos de situación emocional, en lo individual y con relación a las personas con quienes se vive: enojo, tristeza, miedo.
“El ser humano prácticamente no está entrenado, en condiciones normales, para ponerse atención, no sólo en la parte emocional”, advirtió.
En opinión de Juan José Sánchez, con lo que actualmente sucede se requieren destrezas de las que muchas personas carecen. Por otro lado, aclaró que son condiciones adicionales a la pandemia, circundantes, que complican las posibilidades reales de adaptación psicológica.
También habló de la intersección de la psicología en la salud pública. En ese sentido, subrayó la falta de campañas preventivas de cuidado de la salud, en todos sus aspectos, con las cuales se puede reducir la probabilidad de enfermarse.
Las campañas, dijo, serían eficaces si fueran permanentes y se renovaran constantemente, que se contemplaran desde los niveles iniciales de educación y como parte del currículo, lo cual implicaría que el magisterio incluya los principales comportamientos que protegen la salud. Con ellas prolongar un periodo de prepatogénesis, y morir en la vejez, con una enfermedad imposible del controlar por ser hereditaria.
“El conocimiento de los riesgos a la salud no basta. Hay muchos ejemplos, uno que uso es si la información, solita, modificara el comportamiento, en todo el mundo no habría un solo médico que fumara. Obviamente no es así, la información por sí sola no cambia la conducta. La actitud solita no se convierte en comportamiento, éste requiere cambiar condiciones”.
Tetraedro es un foro para revisitar y discutir críticamente, desde las dimensiones filosófica, geopolítica, psicológica y biológica, la crisis que vivimos hoy a nivel global: la pandemia Covid–19.
Es un programa coordinado y conducido por Alejandro León, Investigador Titular en Ciencia del Comportamiento del Centro de Estudios e Investigaciones en Conocimiento y Aprendizaje Humano de la UV.
Se desarrolla los jueves, desde el 30 de abril, cuando se analizó la arista filosófica; la segunda sesión fue el 7 de mayo –descrita líneas arriba– y las siguientes dos serán el 14 y 21 de mayo, sobre la biología, y la económica y geopolítica, respectivamente.
Para ver las participaciones ya desarrolladas y las que están por venir consulte: https://www.uv.mx/investigacion/general/covid-19-un-analisis-multidimensional/.