- Las artes escénicas, al verlas en vivo, así sea vía streaming, se convierten en experiencias irrepetibles, destacó la actriz de la Orteuv
Karina de la Paz Reyes Díaz
Xalapa, Ver.- Para Alba Domínguez, actriz de la Organización Teatral de la Universidad Veracruzana (Orteuv), el teatro siempre ha padecido embates y augurios de su fin –cuando surgió la televisión, el cine–; no obstante, la gente mantiene su asistencia a propuestas irrepetibles. Esta pandemia por Covid-19, tampoco será la excepción y la bella arte seguirá, porque es necesaria en una sociedad.
La actriz –quien desde 2005 imparte la experiencia educativa Jugando en Serio. Improvisación Teatral, del Área de Formación de Elección Libre (AFEL), y tiene una vasta trayectoria en las artes escénicas– compartió con Universo cómo vive la cuarentena, la importancia del teatro en una sociedad y de los experimentos que como Orteuv desarrollan, sacándole provecho al resguardo domiciliario.
El elenco no ha frenado actividades y mantiene ensayos virtuales de martes a sábado, se trata de un experimento para ver no solamente la cuestión de la obra que están montando en sí, sino cómo se maneja el dispositivo que les permite contactarse, y cómo resolver todos los inconvenientes y complicaciones que se generan por no poder estar presente físicamente, “algo que el teatro necesita sí o sí”, para ponerse en sintonía y en una misma energía.
El dramaturgo Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio ya tenía preparada una propuesta teatral sobre Salvador Díaz Mirón, con miras a presentarse en distintas facultades de la UV, pero la pandemia cambió el panorama.
Entonces, tanto el dramaturgo residente como el director de la Orteuv, Luis Mario Moncada, propusieron al elenco actoral experimentar con esas carencias (ensayos no presenciales, manejo de dispositivos y en ocasiones deficiencia en cuanto a la conectividad por cualquiera que sea la plataforma virtual que les reúne).
“No solamente entras a un ensayo, entras a la casa del otro, quien también está en un encierro. Entonces, Luis Enrique muy ingeniosamente utilizó esta oportunidad para hablar no sólo de la figura de Díaz Mirón, sino de cómo los actores sobrellevamos el encierro, y jugamos con eso.
”Al ser un experimento, una manera diferente de abordar la teatralidad –porque esto no es cine, no somos expertos en hacer tiros de cámara y demás–, nos preguntamos: ¿Qué hacemos con lo que tenemos? Y sí, con lo que cada quien tiene en su casa, desde vestuario, locación, las personas o animales que conviven con nosotros, con eso trabajamos.”
Ante tal planteamiento surgió la inquietud acerca de cómo vive la cuarentena una actriz de teatro, así como asistente de dirección y directora escénica, y para ella un asunto es estar encerrada en casa por gusto y otra es saber que al salir corres peligro de contagiarte o contagiar a otras personas.
“Quienes tenemos el lujo de poder quedarnos en casa también debemos pensar en lo que pasa con los que no pueden, con los que tienen la necesidad de salir, y reflexionas la desigualdad, la injusticia. Por ejemplo, hay clases en línea, pero sabes que no todo el mundo tiene Internet. Te cuestionas desde muchos lugares.
”A mí me gusta estar encerrada y normalmente acostumbro estar en mi casa, pero una cosa es que lo haga por gusto y otra que sea de vida o muerte.”
Pero ése es el conflicto a nivel personal, en el profesional la actriz levanta ligeramente la voz y expone: “¡Ya tengo 10 fines de semana sin dar función!”. Habla del lugar donde no puede ejercer la labor para la que se ha preparado durante tanto tiempo y le ha dejado infinidad de satisfacciones: “El no poder estar presente en un escenario sí me ha golpeado muchísimo”, confesó. Se trata, a su entender, no sólo del presente sino de cómo será ese campo artístico en el futuro, un futuro no muy lejano.
La pandemia ha afectado a todas las artes escénicas en el mundo y las incógnitas están latentes: ¿Qué pasará con esta nueva normalidad?, ¿qué estrategias se tendrán que seguir para el escenario, para el regreso a clases? La entrevistada explicó que enseñar teatro en línea no es sencillo, hay cuestiones del tiempo real y la conexión persona a persona que no se logran de la misma forma.
Pero el teatro seguirá, remarca la actriz. Se trata de una bella arte que siempre ha tenido embates, desde que se tuvo la noción de que a eso se le llamaba teatro. Hay discusiones internacionales sobre la materia, pero lo que no está en tela de juicio es que es necesario.
“Porque el teatro siempre es el punto donde se hacen interrogantes, nunca se dan respuestas. Es el lugar donde se cuestiona nuestra condición de ser humano –no digo que las otras artes no lo hagan–, pero principalmente en el teatro vemos a las personas”, subrayó, en pleno dominio de su escena, la de una actriz concediendo una entrevista por videollamada, recién concluido un ensayo virtual.
Además, hizo hincapié en que las artes escénicas, al verlas en vivo, así sea vía streaming, se convierten en experiencias irrepetibles. Lo dijo con conocimiento de causa, pues así lo experimentan en los ensayos virtuales que desarrollan.
“Los teatristas tendremos que ir resolviendo, tendremos que ir a la búsqueda de nuevas experiencias y eso es a lo que el teatro siempre ha ido. Le ha tocado que le señalen cuando salió la televisión, después el cine: ‘el teatro va a morir’, y no, la gente sigue asistiendo a ver cosas en vivo, irrepetibles, y si es por streaming también lo verá.”
Esas cuestiones sobre la condición del ser humano que emergen gracias al teatro –en quien actúa y en quien le observa– son indispensables en una sociedad, dijo la actriz.
“Me parece que en ese momento que el espectador descubre la interrogante que se le plantea o la problemática que ve, también tiene la oportunidad de cuestionarse a sí mismo.
“Se puede cuestionar de muchas maneras, desde la comedia, una tragedia, de personajes, identificándose con situaciones. Es un momento donde la persona suspendió la incredulidad, hizo un convenio con los actores o ejecutantes y es capaz de creer como cierto todo lo que ve en escena.”
Para ella, quienes se dedican al teatro tienen mucho de magos y magas, y logran incluso que una persona se ría o llore por escenas que ha visto en más de una ocasión. “En el momento que el espectador se conecta con sus emociones, es un regalo que nos hace y a su vez es el regalo que nosotros le damos a él”.
A decir de Alba Domínguez, ese acto de magia, que siempre será irrepetible, seguirá tras esta pandemia.