ZOOLÓGICOS: ESFUERZOS INCOMPRENDIDOS CONSERVANDO FAUNA

Zaira Lizbeth Esparza Rodríguez – Juan Carlos Serio Silva

Red de Biología y Conservación de Vertebrados

Grupo de Estudios Transdisciplinarios en Primatología, Instituto de Ecología A.C. 

Foto 1. Capibara-  Foto tomada del Africam Safari en Puebla- Juan Carlos Serio

En estos tiempos de pandemia y confinamiento, ha habido oportunidad de generar conciencia a través del mundo digital en muchos aspectos que antes se ignoraban. Sin duda, la tecnología ha cumplido una función muy grande en la manera en que nos compartimos información con el exterior. Una de las cosas que más ha llamado nuestra atención, son aquellas imágenes en redes sociales haciendo comparativas entre nuestro confinamiento obligado por el COVID-19 y el confinamiento de animales en zoológico. Este tipo de publicaciones muestran a los animales en situaciones sumamente estresantes, donde el mensaje dice cosas como “Ahora ya sabes cómo se sienten los animales en el zoológico”, “Tu llevas encerrado 20 días, imagínate un animal que lleva toda su vida enjaulado”. Quizá las intenciones sean buenas y en un sentido activista, se busca el bien de los animales. Lamentablemente, la falta de información nos lleva a la radicalización de nuestra percepción sobre un tema, y no nos deja ver que existen cosas buenas que se están haciendo para ese bien común: el bienestar de la fauna.

Foto 2. Flamingos – Foto tomada en el Aficam Safari en Puebla – Juan Carlos Serio

Históricamente, los zoológicos comenzaron como colecciones de animales de todo el mundo, como símbolo de estatus y poder entre la realeza. Se obtenían los ejemplares de su hábitat natural y se cree que la manera en que se obtenían era cruel, así como las condiciones en que se mantenían, sumándole que aún no existían acuerdos internacionales que regularan o prohibieran la extracción y movimiento de animales de un sitio a otro.

Foto 3. Jirafas – Foto tomada en el Africam Safari en Puebla – Juan Carlos Serio

Después del pasar del tiempo, la motivación dejó de ser placer individual y comenzó a ser ganancias monetarias, por lo que los zoológicos, se volvieron atracciones para el entretenimiento de las personas y se popularizaron. Afortunadamente, a finales del siglo pasado, las cosas comenzaron a cambiar gracias a grupos conservacionistas. Actualmente, los zoológicos ya no son centros de entretenimiento, aunque sea parte de su misión, hay labores muy importantes que cumplen una función espectacular y que es indispensable para la potencial preservación del medio ambiente y sus ecosistemas.

Educación ambiental

Enseñar el fascinante comportamiento y biología de los animales, así como fomentar conciencia respeto a la biodiversidad del planeta, esto ayuda, además del aprendizaje, a generar respeto y empatía por la fauna silvestre y su conservación. Incluso los zoológicos representan una oportunidad académica a quienes requieran hacer estancias de investigación, tesis o servicio social.

Figura 4. León – Foto tomada en el Africam Safari en Puebla – Juan Carlos Serio

Ciencia

Los zoológicos también participan en proyectos de investigación donde se puede extraer información relevante para cada pregunta de investigación que se plantee. Muchas veces es importante conocer datos sobre una especie en vida libre y en cautiverio para comprender más su biología y entender a profundidad cuales son las mejores maneras para conservar a cada especie.

Repoblamiento de individuos

El cautiverio representa una oportunidad para considerar las estrategias adecuadas para retornar a los animales en peligro de extinción a sus respectivos ecosistemas, siendo esta una forma práctica de restaurar el hábitat con una especie extirpada. Tal es el caso de una UMA (Unidad de Manejo y Aprovechamiento) que se dedica a criar totoaba para regresarla al mar y así sus poblaciones se recuperen de la cacería ilegal que le ha afectado en gran medida a esta especie.

Conservación

Todo lo antes mencionado, está ligado a conservar a la biodiversidad en el mundo, ya que nada esta aislado y cada estrategia cuenta, por lo que muchos programas buscan atender especies en peligro de extinción y ayudar en este objetivo.

Foto 5. Loros – Foto tomada en Africam Safari en Puebla – Juan Carlos Serio

Lo ideal es que los animales puedan estar en libertad, lamentablemente la pérdida y fragmentación del hábitat disminuye las posibilidades de que las especies subsistan en su medio natural a largo plazo, así mismo es un problema que amenaza a las especies, incluso algunas, ya se encuentran extintas en vida libre, por lo que estas especies tienen sus últimos ejemplares en zoológicos. Por otro lado, estos sitios, constituyen una fuente importante de financiamiento para proyectos de conservación que se realizan con fauna en vida libre.

Afortunadamente, los zoológicos han dado un giro positivo a lo largo del tiempo, incluso en la manera de obtener a los animales, ya que, en la actualidad ya no se realiza mediante la caza furtiva, esto evita el saqueo de los ecosistemas naturales y ayuda a la compresión del hábitat. Ahora se cuentan con programas de cría y reproducción de animales dentro de la misma institución. También las condiciones han cambiado, antes eran jaulas espaciosas, ahora se busca el enriquecimiento ambiental que no es más que simular lo más posible el hábitat natural o los elementos propios de cada especie para su bienestar. Aunado a ello, otra forma de obtención es mediante el intercambio con otros zoológicos, así como aquellos animales que han sido víctimas del tráfico. Este es un aspecto muy ignorado que tiene que ser reconocido.

A lo largo de cada sexenio, ha habido estrategias propuestas para la conservación de la biodiversidad, donde figura el tráfico de vida Silvestre y como mitigarlo. Lamentablemente es un tema que apenas está despertando interés y conciencia, donde debemos de entender que representa un compromiso entre la ciencia, las autoridades, las instituciones, las leyes, el público en general y los zoológicos. Una vez que el daño ya está hecho y ocurre el tráfico, a las personas se les llega a multar por la posesión de fauna ilegal, donde se decomisa el ejemplar con el objetivo de asegurar su bienestar, ya que muchas veces se encuentran en mal estado y sin las condiciones óptimas según la biología de cada especie, en otras ocasiones puede ser que las condiciones sean optimas pero no se cuenta con la documentación que acredite su legal procedencia, por lo que aun así ocurre el decomiso, a menos que no se tenga un sitio donde ser canalizado.

Foto 6. Oso negro – Foto tomada en Africam Safari en Puebla – Juan Carlos Serio

En México, hace muchos años esta labor de canalización la llevaban a cabo zoológicos, junto con los CIV´S, que eran los Centros para la Conservación e Investigación de Vida Silvestre, pero eran insuficientes o carecían de recursos, por lo que desaparecieron. Siendo entonces, los zoológicos quienes cumplen actualmente y con sus propios medios con esta función. Muchas veces estos individuos llegan en muy malas condiciones, improntados o apegados al ser humano, con enfermedades o signos de desnutrición y maltrato. Los casos son distintos por lo que muchas veces, después de realizar esta labor de rehabilitación, existen dos panoramas posibles: el cumplimiento de características adecuadas para que sea viable la liberación a su hábitat natural o cuando no las cumplen, el proporcionar vida digna a quienes ya no pudieron reintegrarse a su medio natural, siendo los zoológicos un sitio seguro donde pueden pasar el resto de sus vidas en circunstancias mucho más aceptables. En casos muy extremos, llegan a morir en alguna de las etapas del proceso.

En consecuencia, es fundamental dar a conocer estas acciones y compromisos de los zoológicos, reconociendo la labor en cada una de estas acciones y lo difícil que puede llegar a ser el tratar con el cuidado que ameritan estos seres vivos, y en muchos casos siendo individuos frágiles que han sufrido por numerosas razones derivadas de tráfico de vida silvestre.

Foto 6. Suricata – Foto tomada en Africam Safari en Puebla – Juan Carlos Serio

Retomando la radicalización sobre cómo se percibe un zoológico, también es común encontrar por ahí, mensajes como “No apoyes el maltrato animal, no apoyes el cautiverio” Por eso es importante, no solo por la cuestión de visibilizar esta labor que cumplen los zoológicos, sino que al informarnos nos permite adoptar una postura real sobre quienes están realizando esfuerzos en pro a la vida silvestre y su conservación. Este reconocimiento es una pieza fundamental de los esfuerzos de conservación, ya que la labor es infinita, no solo preservando las especies sino los ecosistemas, por ejemplo, la labor de recepción de animales que tienen que ver con el tráfico es increíble, no obstante, es un proceso que si se puede evitar al comprender que los animales silvestres no son mascotas y así reducir la demanda.

Sabiendo que cada acción que tomamos tiene un efecto multiplicador que repercute en el mundo. Debemos obtener información calificada, para qué en nuestras respectivas visitas a estos zoológicos podamos determinar si en realidad están cumpliendo con los protocolos de bienestar y buen manejo de los individuos. Asumiendo compromisos juntos sin duda vamos a contribuir a tener más conciencia y educación sobre las distintas formas en que desde nuestros hogares contribuimos a la conservación de la biodiversidad. El problema de destruir nuestro patrimonio natural es de todos, por lo que entre todos debemos fomentar su cuidado y restauración, y la fauna de los zoológicos muchas veces puede ser la ultima oportunidad para reintegrar una especie a su hábitat natural.