- Rafael Díaz Sobac, académico del Instituto de Ciencias Básicas de la UV, participó en la serie de webinarios “Hacia una nueva normalidad”, organizada por el IIESCA
- Las universidades deben reinventarse tanto en su oferta educativa como en la impartición docente, afirmó
David Sandoval Rodríguez
Xalapa, Ver.- De transitar la educación hacia el modelo híbrido sería posible atender las nuevas condiciones y desafíos generados por la pandemia del coronavirus Covid-19, afirmó Rafael Díaz Sobac, académico e investigador del Instituto de Ciencias Básicas (ICB) de la Universidad Veracruzana (UV), en la segunda sesión del webinar “Hacia una nueva normalidad”, organizado por el Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores de las Ciencias Administrativas (IIESCA) de esta casa de estudios.
“Hoy la realidad nos alcanzó”, dijo, “estamos viviendo una realidad extraordinaria no sólo en el aspecto de salud, estamos presenciando la primera emergencia mundial, la primera pandemia en tiempo real.”
Por ello, opinó que en lugar del concepto de nueva normalidad prefiere referirse a una nueva modalidad de vida social, académica y de investigación.
“Hoy las circunstancias han cambiado totalmente, el mundo no será el mismo y debemos pensar que esta nueva realidad, nuevos campos laborales y nueva sociedad digital requerirán profesionistas con conocimientos disciplinares sólidos, pero tenemos que visualizar nuevas competencias como el aprendizaje continuo basado en tecnología porque el mundo está viviendo bajo dos premisas: la incertidumbre y la velocidad vertiginosa del cambio”, detalló.
En su ponencia titulada “investigación y docencia desde la perspectiva del modelo híbrido”, el investigador señaló cómo se están abordando los conceptos de investigación y docencia desde la perspectiva de un modelo híbrido, que se conceptualizó cuando no había necesidad de un trabajo mediado por tecnología y era una alternativa a los espacios educativos enfocada a brindar educación a quienes no tenían posibilidades de estar dentro de un aula.
La pandemia ha evidenciado retos muy importantes en el sector educativo y para enfrentarlos las universidades deben reinventarse en la oferta y en la impartición de sus servicios educativos, puntualizó.
“No significa que haya carreras que vayan a desaparecer, sino a adaptarlas a las circunstancias, redirigirlas hacia los campos emergentes ya que el aula era el espacio por excelencia para la formación; sin embargo, la situación actual ha desbancado esta idea, tenemos la urgencia de migrar hacia una universidad digital y ello implica rediseñar las estrategias de investigación, con las limitaciones actuales”, dijo.
En este orden se debe fomentar un aprendizaje significativo y totalmente pertinente a la realidad que vivimos, con competencias transversales y generar conocimiento con pertinencia social.
“El reto más importante de todo el ecosistema educativo radica en no pensar en la educación y voltear hacia los estudiantes, todos necesitamos introyectar en nuestro pensamiento el desaprender y aprender de manera continua”, recalcó.
Ello implica que “todo el sistema administrativo, educativo, legal, operativo, todos necesitamos hacer esta operación porque las oportunidades que se nos presentan son muy dinámicas y la innovación debe ser una de nuestras cartas de nuestro desarrollo profesional; tenemos que formar en el sistema híbrido personas que tengan capacidad de trabajo coordinado, objetivos comunes y condición de innovación, romper la barrera de la personalidad y pasarla a la comunidad”.
Para la realidad que nos impone la pandemia se requiere de un componente de inteligencia muy importante, explicó; “no necesitamos personas resistentes, necesitamos personas creativas que tengan la capacidad de manejo de situaciones adversas, inteligencia emocional, juicio y equilibrio personal, así como orientación al servicio, con amplia capacidad de negociación que permita la tolerancia, el manejo de conflictos, la motivación a grupos de trabajo, todas ellas son habilidades que van entrelazadas”.
Díaz Sobac describió al modelo híbrido como parte de un modelo educativo donde la interacción puede ser presencial o vía remota, que permite el aprendizaje sincrónico y asincrónico, con contenidos previamente diseñados y sobre los cuales el alumno tiene cierto grado de control.
“Un ambiente híbrido combina lo mejor del trabajo presencial con el trabajo remoto, y lo debemos conceptualizar como una estrategia de mejora continua que no puede pensarse únicamente para la docencia, sino para todo el contexto del ecosistema de educación, en nuestro caso, a nivel superior”, enfatizó el académico.