EL PRÍNCIPE SAPO EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
Por: Ivette Zolá, Luis García Feria y Alberto González Romero.
Red de Biología y Conservación de Vertebrados, Instituto de Ecología A.C.
Es ya de nuestro cotidiano recibir información sobre el deterioro de los ecosistemas y de la pérdida de la biodiversidad a nivel mundial. Vemos noticias que la vaquita marina está casi en extinción, que las poblaciones de jaguares están en riesgo por la pérdida del hábitat, que en México hay muy pocos avistamientos de águila arpía, entre muchas otras noticias de muchas otras especies. En México existe una lista de especies en riesgo, el famoso Anexo III de la Norma Oficial Mexicana 059 de SEMARNAT. Bajo diferentes criterios del método de evaluación del riesgo de extinción que incluye distribución, estado del hábitat, vulnerabilidad de la especie, e impacto de las actividades humanas, en esta lista se clasifican las especies en cuatro categorías: especies Sujetas a Protección Especial (Pr), especies Amenazadas (A) y especies en Peligro de Extinción (P).
Muchas veces la información de especies en riesgo esta sesgada a especies muy carismáticas, no obstante, hay especies que se encuentran protegidas y no las conocemos. Una de estas es el sapo de cresta grande, su nombre científico Incilius cristatus, especie sujeta a protección especial.
Esta especie es endémica de México, únicamente se le encuentra en los bosques de niebla entre Puebla y Veracruz. Desde hace algunos años no es muy frecuente encontrarlos; en pocos lugares se llegan a observar pequeños grupos o poblaciones de estos sapos. Al igual que muchos anfibios, este sapito es un indicador del estado de salud del bosque, incluyendo de la calidad del agua y su función como controlador de insectos (como los moscos) que pueden transmitir enfermedades al ser humano como son el dengue, zika y chikungunya.
Para muchas especies en peligro de extinción, no solo el número de individuos es importante, también la diversidad genética de la población. En el caso del sapo de cresta grande, analizamos la diversidad genética de dos poblaciones silvestres en Puebla y dos en Veracruz, colectado el ADN a través de raspados bucales. Los estudios de ADN se realizaron en el Instituto de Ecología, A.C. y nos dieron como resultados que posiblemente el sapo de cresta grande se encuentre en mayor riesgo del que se consideraba, ya que se detectó que su diversidad genética es nula para un gen (12S) y muy baja para otro (Citocromo b). La poca diversidad genética del sapo está dividida entre las cuatro poblaciones, sin embargo, por su distancia, presencia de carreteras, fragmentación y pérdida del bosque, contaminación del agua y la poca capacidad de desplazamiento de los sapos, estas poblaciones son 80% genéticamente diferentes. Esto quiere decir, que no se están intercambiando individuos y puedan reproducirse entre poblaciones (no hay flujo genético). También se detectaron cuatro haplotipos, algo así como apellidos; uno de estos compartido entre las dos poblaciones de Puebla y los otros tres son únicos para cada una de las otras.
En otros sitios donde se habían visto estos sapos, Coscomatepec y Huatusco, en nuestras búsquedas no encontramos ninguno. Posiblemente por el crecimiento de las zonas agrícolas y ganaderas, así como por el uso de pesticidas y las aguas residuales de las zonas urbanas que contaminan el agua, el sapo ya no se encuentre en esos sitios o hay muy pocos sapos que es muy difícil encontrarlos.
Con estos resultados, consideramos necesario ayudar a la conservación de cada población silvestre de sapos de cresta grande, así como de los bosques de niebla en los que habitan. Estos bosques son de gran importancia, ya sea por su capacidad de captación de agua, así como por ser hábitat de muchísimas especies de flora y fauna importantes para la salud del ecosistema. Una de las estrategias de protección al bosque de niebla es el Corredor Biológico Archipiélago de Bosques y Selvas de la región Capital del Estado de Veracruz. Aunque no hay en la zona de distribución del sapo de cresta alguna área protegida que lo incluya en su plan de manejo para su protección, cada uno de nosotros puede aportar un granito de arena para la conservación del sapo de cresta, su hábitat y demás especies que habitan en el bosque de niebla, y así tener un ecosistema sano y poder disfrutar de los servicios ambientales que ofrece.
Glosario:
- Población: grupo de organismos que comparten el mismo hábitat y pueden reproducirse entre ellos, compartiendo las variaciones genéticas.
- ADN: molécula que contiene la información genética en todos los seres vivos y que es heredable.
- Diversidad genética: es el número total de características genéticas dentro de cada especie. A mayor diversidad genética, las especies tienen mayores probabilidades de sobrevivir a cambios en el ambiente. Las especies con poca diversidad genética tienen mayor riesgo frente a esos cambios. En general, cuando el tamaño de las poblaciones se reduce, aumenta la reproducción entre organismos emparentados (consanguinidad) y hay una reducción de la diversidad genética.
- Flujo genético: Intercambio de genes entre dos poblaciones de la misma especie, como resultado de la migración.
- Haplotipo: Conjunto de variaciones del ADN que tienden a ser heredados juntos.
PIES DE FIGURAS:
Foto 1. Sapo de cresta grande, Incilius cristatus. Hembra y macho en amplexo (reproducción). Fotografía: Ivette Zolá
Foto 2. Puntos de observaciones en su distribución (mapa de https://www.gbif.org/) y red de haplotipos.
Foto 3. Hábitat del sapo de cresta. Barranca de Xocoyolo, Puebla. Fotografía: Ivette Zolá