- Arturo Pascual habló sobre los recientes hallazgos en El Tajín, especialmente sobre dos tumbas
- La Rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara, participó en la sesión “El Tajín” del Webinar Internacional de Antropología
Paola Cortés Pérez
Xalapa, Ver.- Sara Ladrón de Guevara, rectora de la Universidad Veracruzana (UV), comentó que la iconografía es un elemento importante de cada sitio arqueológico, al transmitir mensajes directos sobre la cultura y la vida de sus habitantes.
En la sesión “El Tajín” del Webinar Internacional de Antropología (WIA), realizada por el pasado 1 de octubre a través de la plataforma Zoom y transmitido simultáneamente en la página de Facebook del WIA, participaron la Rectora de la UV y el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Arturo Pascual Soto, moderados por Lourdes Budar, directora de la Universidad Veracruzana Intercultural.
Sara Ladrón de Guevara hizo un análisis comparativo entre la disposición urbanística y distribución de edificios en el sitio El Tajín, y un altar encontrado en uno de los edificios centrales de la plaza de la Pirámide los Nichos, para mostrar la concepción que tenían sus habitantes sobre el cosmos.
“La disposición urbanística y distribución de edificios en el sitio arqueológico tiene relación con la cosmovisión. El Tajín es un sitio emblemático, conocido por su escultura y pintura de las personas que lo habitaron, que se retrataron a sí mismas. Es evidencia de cómo concebían el cosmos.”
Comentó que el plano urbanístico del sitio muestra dos arroyos que dividían la zona central, la zona ceremonial, donde estaban las grandes plazas y los juegos de pelota, las habitaciones de las élites, y del otro lado de los cuerpos de agua vivían los estratos menos privilegiados.
Esta concepción del cosmos reflejada en la estructura urbanística de El Tajín también se ve reflejada en la iconografía de un altar encontrado en uno de los edificios centrales de la plaza de la Pirámide de los Nichos: están representados los dos arroyos que están al este y al oeste del sitio; la tierra es simbolizada por una tortuga debajo de una estructura, que es un altar dibujado de perfil.
El sol se ubica en el centro, asociado con el círculo (fuego) atravesado por unas flechas y un atado de cañas (simbolizan el fuego nuevo que sale cada 52 años). En El Tajín la Pirámide de los Nichos está en el centro, habría tenido 365 nichos en alusión al calendario solar.
En el altar, dijo, también está representado el aire (asociado a Ehécatl-Quetzalcóatl), los cuatro personajes representados tienen un tocado que incluye la imagen del ojo de la serpiente emplumada. En el norte de la parte central del sitio hay un muro con forma de greca escalonada que debió tener 260 nichos, lo que significa una complementariedad de las dos cuentas calendáricas, pero también está relacionado al caracol cortado, símbolo de Ehécatl-Quetzalcóatl.
En la cosmovisión mesoamericana hay un quinto elemento que complementa a los cuatro elementos mencionados: es el movimiento (ollin), en el altar está representado por los cuerpos de dos serpientes emplumadas que están alrededor del sol, aludiendo a la necesidad del movimiento de éste para que transcurra la vida.
“El sitio El Tajín no tiene una calzada recta, tenemos que recorrerlo como dos cuerpos de serpientes que se enrollan alrededor del sol; también puede ser una alusión a Venus, planeta asociado con Quetzalcóatl. El movimiento además se representa con el juego de pelota.
”De tal manera que en el sitio El Tajín tenemos el agua, la tierra, el fuego, el aire y el movimiento, así también están representados en el altar.”
Hallazgos recientes en El Tajín
El investigador de la UNAM, Arturo Pascual, habló sobre recientes hallazgos en El Tajín, principalmente la investigación genética de restos orgánicos encontrados en dos tumbas encontradas en el lugar.
Contó que, en la zona ceremonial del sitio, en el Edificio 40, en 2009 comenzaron excavaciones con una serie de rellenos, donde aparecieron (deliberadamente del pasado) muchas escenas pintadas de murales que han comenzado a reintegrar (ya tienen grandes secciones integradas).
En 2016 hallaron una cista (monumento funerario individual, de pequeñas dimensiones) colocada durante la última reforma constructiva del edificio, donde aparentemente fue colocado un cadáver. “Aparentemente se destruyó la arquitectura o el ordenamiento de los muros de la cista, se extrajeron todos los objetos y (aparentemente) también el cadáver”.
Por primera vez, dijo, se intentaron hacer retículas finas de 10 centímetros por lado para tratar de recuperar los residuos orgánicos que pudieran existir y encontraron: ácidos grasos, carbohidratos y residuos proteínicos; de estos últimos “se han podido rescatar algunos que permearon en el suelo o sobre la superficie de estuco, al descomponerse el cuerpo”.
Además, también localizaron, casi completa, una cerámica de relieve, sabemos que este tipo de objetos se produjeron de manera exclusiva para el consumo de los grupos políticos.
De igual manera, en los procesos de excavación en el Edificio 41, en el templo sur ubicaron fachadas y decoraciones (cruces), así como una cista que también fue saqueada. Realizaron el mismo procedimiento que en la tumba del Edificio 40 y descubrieron restos proteínicos, ácidos grasos, carbohidratos (que corresponden a otra cosa) y valores altos de pH.
“El trabajo de Luis Barba para hacer la investigación de los restos cualitativos llevó mucho tiempo, es una tarea minuciosa. Nos faltaba algo importante, poder determinar si los residuos proteínicos correspondían a un ser humano o algún tipo de ofrenda de un animal.”
Así que durante un periodo de seis meses (finales de 2019 y hasta que la pandemia les impidió seguir trabajando) en la Facultad de Medicina se logró recuperar ADN sobre los residuos proteínicos, se hicieron dos veces los análisis y los resultados arrojaron que son humanos.
“La llegada de la pandemia nos dejó a la mitad en la investigación, aún tenemos que llevar esto a otros laboratorios y hacer los procedimientos necesarios para averiguar sobre las muestras de ADN todo lo que queramos saber sobre el individuo.”
Por último, dijo que desde hace ocho meses han tratado de mandar las muestras a Corea del Sur para descartar que el sitio haya sido contaminado, “no queremos que este trabajo se pierda porque implicó mucho trabajo, creo que podremos decir cosas muy concretas y contextualizar con fechas, por lo pronto espero regresar a El Tajín”.