- El Coordinador del Centro de Investigaciones Biomédicas de la UV dictó ponencia en el Seminario Salud y Lactancia Materna
- Explicó los beneficios de esta práctica tanto en la madre como en el recién nacido
- “La leche materna está compuesta de muchos componentes, entre los que se incluyen bacterias y HMOs”, dijo
Claudia Peralta Vázquez
Xalapa, Ver.- Mario Salvador Caba Vinagre, coordinador del Centro de Investigaciones Biomédicas (CIB) de la Universidad Veracruzana (UV), dictó la ponencia “Lactancia materna: la base para una vida más saludable”, dentro del Seminario Salud y Lactancia Materna, celebrado el miércoles 7 de abril.
Este evento virtual fue organizado en el marco del Día Mundial de la Salud por el CIB –a través del cuerpo académico (CA) Biología Molecular y Celular– y el Doctorado en Ciencias Biomédicas, así como por el CA Ciencias de la Nutrición y la Alimentación de la Universidad del Istmo.
En la plática presentada ante estudiantes, académicos, investigadores y público en general, Caba Vinagre compartió que la lactancia materna es la nutrición óptima para el recién nacido y un universo fascinante al que se ha adentrado desde hace más de 20 años, a través del desarrollo de un programa multidisciplinario donde emplean modelos animales.
Al ahondar más acerca de esta práctica creada por la naturaleza hace más de 200 años, explicó que la leche materna tiene todo lo que el bebé necesita para su desarrollo desde el punto de vista de los nutrientes.
Además de fortalecer y optimizar su sistema inmune, entre los muchos beneficios que aporta al recién nacido están: disminución del riesgo de obesidad, alergias, diabetes y muerte de cuna.
También, mejora el desarrollo cerebral y la estructura orofacial, ayuda a prevenir diarreas, padecimientos estomacales, infecciones del oído y cardiovasculares como la aterosclerosis y presión sanguínea alta.
Por el contrario, el empleo de fórmulas lácteas incrementa en el infante el desarrollo de todo tipo de infecciones como diarreicas y respiratorias, malnutrición, alergias, intolerancia a la lactosa y enfermedades crónicas como el sobrepeso.
Incluso hay estudios que demuestran que los bebés alimentados del seno materno se desempeñan mejor en las pruebas de inteligencia, en comparación con los que recibieron leche artificial.
En la madre, disminuye los riesgos de padecer cáncer de mama y de ovario, también ayuda en la quema de calorías, entre otros.
El investigador y especialista en Biología de la Reproducción dio a conocer que la leche materna está compuesta de agua, lactosa, azúcar, lípidos, nutrientes, prebióticos, probióticos, anticuerpos, células madre, bacterias y microbios nutritivos. Tiene cientos de cepas de bacterias y oligosacáridos, enzimas, cientos de componentes y miles de moléculas. “Cada vez se descubren nuevos componentes de la lecha humana”.
En términos generales, se pueden dividir en componentes nutritivos y no nutritivos. Dentro de los primeros mencionó los carbohidratos, proteínas, vitaminas y minerales.
“Cuenta con muchas encimas, citosinas, hormonas que varían del día y de la noche, y esa es una de las razones por las cuales el bebé pide leche a toda hora, sobre todo durante el periodo de sueño.”
Sin embargo, existen unos más nutritivos y exóticos que son los oligosacáridos de la leche materna (HMO, por sus siglas en inglés), y aunque son azúcares de cadenas complejas indigeribles por el bebé, han propiciado en los científicos un gran interés e impacto pues a la fecha se han identificado alrededor de 200 de diferentes tipos, y se espera hallar más.
Los HMO están compuestos por moléculas sencillas de azúcares en diferentes combinaciones y funcionan como prebióticos, es decir, alimento de la microbiota. “Al ingerir los HMO de la leche materna están dando el alimento ideal para las bacterias buenas y esto ya habla de un beneficio”.
Por tanto, son antivirales y actúan como microbianos, lo cual significa que no favorecen el desarrollo de bacterias patógenas generadoras de enfermedades.
Las bacterias buenas que son alimentadas por los HMO ayudan a la maduración intestinal a través de la producción de ácidos grasos de cadena corta y al desarrollo óptimo del intestino. “En general, favorecen el crecimiento de una serie de bacterias que podríamos considerar buenas”, agregó.
Aparte hay otros componentes en la leche materna como los celulares e inmunológicos, que tienen una función esencial en el combate de patógenos. Por ejemplo, de particular importancia es la inmunoglobulina A que se encuentra en una proporción de hasta 12 gramos por litro en el calostro, cantidad incluso más grande que las proteínas.
“La razón principal del calostro es servir como una vacuna para que el bebé sobreviva.”
Mario Caba enfatizó que si el bebé no toma calostro durante los tres primeros días, la madre continuará produciendo componentes inmunológicos, pero ya no en la misma cantidad.
Por tanto, la inmunoglobulina A es una especie de medicina personalizada que da la madre al bebé, es toda la patogenicidad que ella ha tenido.