Las pasionarias mexicanas
Itzi Fragoso-Martínez1, Carlos Aldair Zárate Pérez2 y María Teresa Jiménez Segura1
1Flora de Veracruz, Secretaría Académica, Instituto de Ecología, A.C.
2Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero, Instituto de Ecología, A.C.
Resumen: En México se encuentran más de 70 especies de pasionarias, las cuales tienen un gran potencial aún para estudiar. ¡Acompáñanos a conocer más sobre ellas!
Palabras clave: plantas con flor, maracuyá, granadillas.
Las flores de la pasión o pasionarias, pertenecientes al género Passiflora, son un grupo altamente diverso de plantas tropicales, mayoritariamente americanas. Estas plantas cuentan con una rica historia cultural, debido a la gran cantidad de usos que se les han dado a través del tiempo. Muchas de las especies de este género han sido extraídas de sus lugares de origen para ser cultivadas como plantas ornamentales y medicinales, y por la importancia alimenticia de sus frutos comúnmente llamados gagapaches, granadillas y maracuyás.
El atractivo de las flores de las pasionarias es resultado de su compleja e interesante organización. Estas flores además de tener sépalos y pétalos presentan una estructura llamada corona, la cual está formada por filamentos de forma, color y grosor variables. En el centro de la flor destaca una columna llamada androginóforo, la cual eleva a los estambres y pistilo por encima de los demás órganos florales, dándole un aspecto de rehilete o carrusel (Fig. 1). Debido a estas características, los primeros exploradores de América sugirieron que sus formas y estructuras eran una representación de la pasión y crucifixión de Cristo—la corona de espinas y los clavos—, dando origen al nombre “flos passionis” (flos = flor, passio = pasión o sufrimiento). Este simbolismo religioso fue difundido a través del tiempo y quedó ligado al grupo de plantas. Por ello, en 1737 Carlos Linneo decidió usar Passiflora como nombre formal del género.
En México se distribuyen 74 especies de flores de la pasión, de las cuales 21 sólo se encuentran aquí, es decir, son endémicas. Los estados con mayor diversidad son Chiapas (46 especies), Oaxaca (42 especies), Guerrero y Veracruz (35 especies cada uno). Estas plantas son comúnmente utilizadas con fines ornamentales, medicinales y por sus frutos comestibles. Los más cultivados son el maracuyá amarillo y morado (Passiflora edulis); sin embargo, se ha reportado el cultivo de algunas especies silvestres como P. ambigua y P. serratifolia.
El uso de las pasionarias como plantas ornamentales se debe a la diversidad y exotismo de sus hojas, flores y frutos (Fig. 2). Aunque su valor ornamental es todavía poco explorado en México, es muy apreciado en los Estados Unidos y algunos países europeos. El uso de especies de Passiflora como plantas medicinales ha sido bien documentado. Las hojas, flores, raíces y frutos de especies silvestres se utilizan en la medicina tradicional para el tratamiento del insomnio, ansiedad, enfermedades gastrointestinales, inflamación y estrés.
La importancia de las pasionarias no está restringida al uso de sus frutos o a su cultivo como plantas ornamentales y medicinales. La relevancia ecológica de estas plantas puede verse en las distintas interacciones que establecen con los organismos que las rodean. Por ejemplo, son fuente de alimentación de fauna silvestre como larvas de mariposas que consumen sus hojas; polinizadores (abejas, abejorros, colibríes y murciélagos) que beben el néctar de sus flores y, hormigas u otros insectos que protegen a las plantas de los herbívoros a cambio de néctar producido en órganos como hojas. A nivel de recursos genéticos, las especies silvestres pueden ser utilizadas para el mejoramiento de las variedades cultivadas, incluyendo genes para la resistencia a enfermedades, tolerancia al clima, mayor rendimiento y como fuente de variabilidad genética para el mejoramiento de plantas ornamentales.
A pesar del potencial uso de las flores de la pasión existen pocos estudios e información sobre la taxonomía y distribución de las especies silvestres en México. Al mismo tiempo, el crecimiento continuo de la población y la expansión de los límites agrícolas y urbanos amenazan el hábitat de numerosas especies vegetales, erosionando la diversidad genética y reduciendo las poblaciones de sus principales agentes polinizadores. Por lo tanto, es necesario crear estrategias que permitan recolectar, evaluar, estudiar y conservar la diversidad de las pasionarias mexicanas.
Una de estas estrategias es la conservación ex situ, que se basa en aplicar técnicas hortícolas específicas a las especies, con el objetivo de cultivarlas y propagarlas fuera de su hábitat. Estas técnicas tienen la ventaja de producir plantas libres de patógenos con altas tasas de multiplicación en condiciones controladas para crear colecciones documentadas, realizar estudios científicos, e idealmente reintroducirlas a sus lugares de origen para contribuir al proceso de restauración ecológica.
Si quieres conocer más sobre este extraordinario grupo de plantas, pronto podrás visitar la colección científica de las pasionarias de Veracruz que se está integrando por el Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero y el proyecto Flora de Veracruz del Instituto de Ecología, A.C.
Referencias
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