¿Cómo se relaciona la biodiversidad con nuestros alimentos?
1Betsabé Ruiz Guerra, 1Cecilia Díaz Castelazo y 2Noé Velázquez Rosas
1Red de Interacciones Multitróficas, Instituto de Ecología A.C. e 2Investigaciones Tropicales, Universidad Veracruzana
La variedad de alimentos que consumimos está estrechamente ligada a la diversidad biológica y cultural de las diferentes regiones del mundo. Desafortunadamente y debido a la globalización, nuestras dietas se han visto reducidas al consumo de unas cuantas especies, poniendo en riesgo tanto la salud como nuestro patrimonio natural y cultural. En este artículo explicamos por que la biodiversidad es tan importante para nuestra salud y seguridad alimentaria, así como los retos a los cuales nos enfrentamos para conservarla en armonía con el bienestar social.
La biodiversidad para la agricultura incluye a todas las plantas, animales y microorganismos, silvestres y domésticos, que proporcionan alimentos. Así como a todos los organismos con los que interactúan, tal es el caso de los polinizadores, los microorganismos que favorecen la fertilización del suelo, la purificación del agua y aire, aquellos que mitigan el impacto de las plagas y enfermedades. En seguida mostramos algunos ejemplos de estas interacciones en la producción de alimentos en México.
Polinización. A nivel nacional, se cultivan aproximadamente 316 especies de plantas de las cuales se consumen los frutos y semillas de 171, de éstas el 85% dependen de los polinizadores. En términos económicos, el valor de las plantas que dependen de polinizadores a nivel nacional asciende a 43 mil millones de pesos al año. Algunos ejemplos de cultivos que dependen de polinizadores son: chile, jitomate, calabaza, pepinos, cítricos, aguacate, cacao, mango y café entre otros. Desafortunadamente, las poblaciones de polinizadores (principalmente insectos) están disminuyendo drásticamente debido al uso indiscriminado de pesticidas, por desplazamiento de especie introducidas, así como la desaparición o transformación de sus hábitats.
Micorrizas. Otra interacción fundamental para los cultivos es la que se da entre las raíces de las plantas y hongos micorrizógenos. Las micorrizas obtienen azúcares de la planta, mientras que estás reciben fósforo y otros nutrientes del suelo. El 95% de las plantas tienen asociaciones con las micorrizas, las cuales favorecen la fertilidad del suelo. Por lo tanto, las micorrizas ofrecen una alternativa para aumentar la producción de alimentos básicos (e.j. maíz, jitomate) y la disminución del uso de productos químicos que afectan la salud del suelo y del humano. Estos hongos son utilizados en la agricultura orgánica a partir de la elaboración de biofertilizantes.
Control biológico. Este método para eliminar plagas en las plantas cultivadas utiliza organismos llamados “enemigos naturales” sin necesidad de plaguicidas químicos; la base del control biológico se da por dos tipos de interacciones muy comunes en la naturaleza: la depredación y el parasitoidismo. En el primer caso, animales ya sea artrópodos (insectos o arácnidos) o vertebrados pueden depredar insectos plaga; mientras que los parasitoides son insectos que se desarrollan dentro o sobre otro artrópodo al que acaban matando. Artrópodos frecuentemente usados como enemigos naturales son avispas, hormigas arañas, y parasitoides del grupo de las moscas y avispas. El conocimiento de la biología y ecología de estos organismos y sus interacciones ha permitido el desarrollo de diversas técnicas de control biológico que reducen las poblaciones de las plagas sin afectar la producción agrícola; una estrategia de manejo útil en este sentido es intercalar ciertos cultivos con plantas que ofrecen recompensas (i.e. néctar, polen, alimento) para enemigos naturales de las plagas. Como beneficio añadido el control biológico puede disminuir el uso de insecticidas que afectan gravemente la salud humana, y que generan residuos tóxicos en alimentos, contaminación ambiental y reducción de poblaciones de insectos benéficos. Cabe destacar que México es líder a nivel mundial en la aplicación de técnicas de control biológico y se ha empleado exitosamente en plagas como la langosta, la cochinilla rosada y pulgón café de los cítricos entre otros. En algunas plantaciones de café en Chiapas el control biológico y manejo integrado ha traído beneficios al reducir las poblaciones y daño por el barrenador (broca del café) usando como depredadores a varias especies nativas de hormigas.
Amenazas
La biodiversidad que sustenta nuestra vida en el planeta se está reduciendo drásticamente. De acuerdo con datos de la FAO (por sus siglas en inglés), también hay una disminución en la diversidad de cultivos, de las 7000 especies que nuestros antepasados cultivaban, actualmente se utilizan menos de 200 especies para la producción de alimentos y tan solo nueve representan más del 60% de la producción agrícola mundial. Esta reducción es resultado de la producción intensiva a través de monocultivos. Este modelo ha puesto en riesgo el sistema global de alimentos, provocando hambre, desigualdad y deterioro ambiental a través, de la generación de gases invernadero, contaminación y degradación de suelos y cuerpos de agua. A la par, la actual tendencia de la homogenización de la canasta alimentaria (“dieta globalizada”), no solo pone en peligro la biodiversidad sino también la salud humana, ya que el consumo de pocos alimentos puede provocar además de desnutrición, el aumento en enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
Algunas alternativas
Actualmente hay iniciativas que disminuyen la pérdida de la biodiversidad y mejoran nuestra salud alimentaria favoreciendo la equidad y el bienestar social. Entre estas destacan sistemas alimentarios sostenibles que de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas se definen como: “aquellos que suministran seguridad alimentaria y nutrición para todos, de tal modo que no se ponen en riesgo las bases socioeconómicas que garantizan la disponibilidad alimentaria/nutricional para las generaciones futuras”. Un ejemplo es la agricultura orgánica y el comercio justo de alimentos locales de temporada, cuyo cultivo es amigable con el ambiente (policultivos, abonos orgánicos, biofertilizantes, control biológico de plagas), al tiempo que fortalecen las tradiciones culturales, además de cubrir las necesidades de alimentación y nutrición de la población. El consumo local también reduce la contaminación y los desechos al disminuir las distancias entre los productores y los consumidores. Para lograr una producción agroecológica/ambientalmente amigable es fundamental conocer y mantener la diversidad de interacciones bióticas (relaciones de las plantas de interés con los organismos y elementos con los que interactúan). Estas interacciones y sus aplicaciones de manejo son fundamental para conservar los ecosistemas y el bienestar humano.
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