Existen maneras cada vez más eficientes, en términos de sustentabilidad, para producir alimentos, sin comprometer a la naturaleza y a la salud pública. Uno de estos casos es la producción de hongos comestibles, en donde se aprovechan los residuos orgánicos de la agroindustria local, tales como, los rastrojos y bagazos que resultan durante la cosecha de los cultivos. Estos residuos son de gran utilidad para el crecimiento de hongos comestibles como las setas y champiñones; no obstante, esta forma de cultivo no está exenta de generar su propia cuota de residuos, pero, aunque resulte paradójico, una visión holística entre el cultivo de alimentos, la generación de sus residuos y su reciclaje es posible y viable. Como bien lo dijo Lavoisier “La materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma
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