- “No existe una única realidad, ya que ésta siempre pasa por muchos filtros, como el cerebro y las propias experiencias”
Carlos Hugo Hermida Rosales
Xalapa, Ver. Marco Antonio Rodríguez Murillo, poeta y licenciado en Literatura Latinoamericana por la Universidad Autónoma de Yucatán, afirmó que la poesía nos regala el asombro de los primeros seres humanos que comenzaron a nombrar las cosas del mundo, y con ello la existencia en la memoria colectiva y transgeneracional.
El poeta participó el 3 de marzo en el conversatorio “¿De dónde viene la lumbre del cielo? o las preguntas correctas”, que ocurrió dentro de la 1a Feria Internacional del Libro Universitario Virtual (FILU Virtual) de la Universidad Veracruzana (UV); el moderador del evento fue Lino Daniel, miembro del equipo organizador de la FILU.
Antonio Rodríguez mencionó que si bien la poesía posee mucha técnica como la novela, cuento o cualquier otro género literario, también tiene una parte importante de inspiración e intuición, que se puede trasladar a otros ámbitos de los seres humanos.
Compartió que le gusta comparar la poesía con los mejores momentos del exjugador de baloncesto Michael Jordan, quien en algunas ocasiones salía a la duela inspirado y jugaba partidos espectaculares.
“Hay veces que los escritores realizamos un buen poema, pero en ocasiones surge una idea excelsa y redactamos un texto brillante”, aseguró.
El poeta mencionó que saca sus ideas de las cosas que lee, ya que gusta ponerse en el lugar de los autores y pensar cómo habría sido si trabajara sus temas de determinada forma.
Compartió que gusta mucho de la tradición grecorromana y que siempre intenta abordar temas de esta mitología alrededor de los poetas.
Enunció que piensa que no existe una única realidad, ya que ésta siempre pasa por muchos filtros, como el cerebro y las propias experiencias.
Explicó que los escritores redactan el libro que desearían leer, y que al pensar en ello ha vinculado en sus textos a santos con plantas y la muerte, cosas que atañen al ser humano.
“Las personas vivimos como una planta, nacemos, crecemos, pero al final echamos raíces en nuestro árbol genealógico”, aseguró.