- “La importancia de esta manifestación artística radica en que levanta cuestionamientos sin formular preguntas”
- “El performance se ha diversificado en gran medida a través del tiempo, ya que actualmente hay mayor libertad para fusionar disciplinas”
- “Brinda oportunidades a artistas que no tendrían cabida porque sus propuestas pueden parecer fuera de la cordura”
Carlos Hugo Hermida Rosales
Xalapa, Ver.– Elvira Santamaría Torres es una artista mexicana de performance con una gran trayectoria y reconocimiento dentro y fuera del país; su formación académica incluye instituciones como la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda y la Universidad de Ulster de Irlanda del Norte, entre otras.
A lo largo de su desarrollo profesional ha combinado la labor docente con presentaciones artísticas, que ha presentado en festivales, museos, galerías y espacios públicos en México, y en diversos países de Europa, Asia y América.
En julio impartió la conferencia “Corpología de resiliencia performativa” a estudiantes a la Maestría en Artes Escénicas (MAE) del Centro de Estudios, Creación y Documentación de las Artes (CECDA) de la Universidad Veracruzana (UV).
En entrevista para Universo, Elvira Santamaría y Antonio Prieto Stambaugh (APS), coordinador de la MAE, dialogaron sobre la importancia del performance, así como su evolución a través del tiempo.
El performance es desconocido para un gran sector de la sociedad. ¿En qué consiste esta manifestación artística?
El performance ha tenido una historia de definiciones e indefiniciones que han marcado la práctica de los artistas de manera singular; para mí representa el arte de construir experiencias cercanas a aspectos vivenciales, reales y concretos.
Aunque comparte cualidades con otras disciplinas artísticas como el teatro y la danza, posee un grado de rebeldía ya que busca insertarse en los aspectos de la vida.
¿En qué radica la importancia del performance?
La importancia del performance radica en que levanta cuestionamientos sin formular preguntas, ya que representa una interrogante viva.
Si bien todas las artes son interrogantes sobre diferentes variables de la realidad, el performance nace dentro de un sistema de cuestionar la tradición en muchos aspectos, y viene a dar una gran vuelta de tuerca a distintas concepciones que tenemos del cuerpo, la sexualidad, la vida, el tiempo y el espacio.
APS: Muchos integrantes de movimientos sociales y civiles, así como grupos de activistas, han tomado prestado el lenguaje del performance para sus manifestaciones; un ejemplo reciente son las protestas en torno a los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, en las que se hace uso de elementos visuales y corporales con los que expresan sentimientos de rabia e indignación.
Algunos colectivos han colocado 43 pupitres con fotografías de los desaparecidos, lo que es un tipo de performance, ya que se cuestiona tanto a las tradiciones como al arte conceptual.
¿Qué representa el performance en su vida?
Para mí el performance ha sido una práctica muy cercana a mi vida y un proceso que me ha permitido conocer el mundo, la humanidad y a mí misma en la medida de lo posible.
Trabajo con diferentes formas del arte-acción y temáticas relacionadas con mi historia personal, y sin llegar a ser biográfica parto de las experiencias que me brinda la vida.
¿Cómo ha evolucionado el performance a través del tiempo?
El performance se ha diversificado en gran medida, ya que actualmente hay mayor libertad para fusionar disciplinas, y de trabajar más cerca del conocimiento científico o antropológico.
Representa un concepto estimulante, que propicia la libertad de expresión y permite asumir la creación como nunca antes se había visto, lo que conlleva una gran responsabilidad ética.
APS: Disciplinas como el teatro y la danza que anteriormente estaban separadas del performance hoy en día están en diálogo con él; mientras en la década de 1980 era un arte underground incomprendido que no tenía cabida en las escuelas, actualmente hay maestros y estudiantes que trabajan en proyectos e investigaciones sobre él.
Desde el ámbito académico las fronteras de las disciplinas se han desdibujado, lo que permite que fluya la comunicación entre estilos y lenguajes artísticos.
Dentro de su trayectoria sobresale su trabajo como organizadora de eventos de performance. ¿Por qué realiza esta labor?
Llevo a cabo esta labor debido a que aún es difícil que algunos lugares o centros artísticos se atrevan a desarrollar un proyecto que en los términos del performance puede parecer una locura; una ocasión en un evento un artista me pidió meter una vaca al Museo de Arte “Carrillo Gil” y fue algo complicado obtener el permiso para ello.
El performance da oportunidades a artistas que no tendrían cabida porque sus propuestas pueden parecer fuera de la cordura por aspectos económicos, de seguridad e higiene.
En su desempeño profesional igualmente destaca su labor académica. ¿Qué tan complicado ha sido amalgamar el performance con la docencia?
Al principio fue difícil, ya que después de 15 años de práctica continua intensa dudaba si podía enseñar algo, ya que soy muy escrupulosa en mi desempeño.
A principios del año 2000 ya existían jóvenes que tenían años de realizar performance e impartir talleres, y en vez de criticarlos decidí respetar su trabajo y aportar propuestas. Me puse a trabajar y a extraer desde mi propia práctica lo que había aprendido de otros artistas al convivir con ellos, y el público recibió muy bien mis cursos, con mucho diálogo y debate de ideas.
Mi metodología es mostrar un trabajo sin decir nada y llevarlo a reflexión, para que los alumnos construyan desde ahí su propia visión del performance.
¿Alguna de las obras de performance que ha realizado tiene un significado especial para usted?
La obra Donación para una fuerza ígnea guarda un gran significado, ya que en ella trabajé algo muy personal que fue el duelo; recién había perdido a mi pareja y a mi padre, por lo que este trabajo está relacionado con temas dolorosos, de enfermedad y vacío, de ausencia del otro.
Este proyecto me enseñó mucho sobre la humanidad, y a través de él aprendí a expresar por medio del performance un ritual de dolor y a cultivar la resiliencia.
Desde el año 2000 pertenece a Black Market International, colectivo de artistas de performance con gran trayectoria a nivel mundial. ¿Qué significa para usted ser parte de esta agrupación?
Cuando me inicié en el performance desconocía la existencia de Black Market International, pese a que la agrupación ya tenía una trayectoria bastante reconocida; a principios de 1990 conocí a su fundador
Boris Nieslony, quien me invitó a participar con ellos en la Exposición Universal de Hanover del 2000, en la que fueron los encargados de abrir el pabellón alemán.
Para mí fue un gran reto estar dentro de una agrupación de performance compuesta por hombres, ya que todos tenían personalidades muy fuertes y trabajaban con intensidad, pero ello me permitió obtener mucho aprendizaje.
Las flores son un elemento simbólico recurrente en tus intervenciones en espacios urbanos. ¿A qué se debe?
APS: A las flores las asocio en gran medida con el duelo, pero no de una forma trágica, sino como símbolo de esperanza; pese a que tuve una niñez muy humilde y mi casa estaba construida con madera y cartón, mi madre mantenía en el patio un pequeño jardín muy bien cuidado, que consideraba nuestro paraíso particular.
A lo largo de los años he encontrado la importancia de las flores en el México prehispánico, en el que los poetas resaltaban su vida fugaz y la relacionaban con una gran melancolía.
Cuando realizo alguna obra lo hago con una finalidad concreta, y sin darme cuenta le agrego sentidos a través de las flores, que son un elemento arquetípico en la psique humana.
¿Qué ha representado para usted dedicar gran parte de su trayectoria profesional al performance?
Es algo que me hace muy feliz, ya que en una etapa de mi vida estuve muy confundida y tenía muchas preguntas, así como algunos dolores que no hubiera podido procesar de no ejercer mi creatividad, que me guio para trabajar distintos aspectos de mí.
La artista guatemalteca Regina José Galindo declaró alguna vez que el performance le salvó la vida, a mí me ayudó a vivir.