- En el mundo sólo 40 por ciento de lactantes menores de seis meses recibe leche materna como alimentación exclusiva, señaló Edu Ortega, investigador de la Universidad del Istmo
- El promedio en México es de 14.4 por ciento, el más bajo de Latinoamérica junto con República Dominicana
José Luis Couttolenc Soto
Xalapa, Ver.- Edu Ortega Ibarra, adscrito al Centro de Investigación en Nutrición y Alimentación de la Universidad del Istmo, ofreció la conferencia “Código internacional de comercialización de sucedáneos de leche materna” en el Seminario Salud y Lactancia Materna, realizado el miércoles 7 de abril por el Centro de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Veracruzana (UV), en el marco del Día Mundial de la Salud.
El investigador planteó que la lactancia materna es la acción más eficaz para prevenir la mortalidad en la niñez y una de las formas recomendada para asegurar la salud y supervivencia de los niños; según estimaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), si todos los niños fueran amamantados se salvarían cada año 820 mil vidas infantiles, aproximadamente.
En contraste, lamentó, en el mundo sólo el 40 por ciento de lactantes menores de seis meses reciba leche materna como alimentación exclusiva, mientras que en México el promedio es del 14.4 por ciento, el más bajo en Latinoamérica junto con República Dominicana.
El especialista en Seguridad Alimentaria y Nutricional Ortega Ibarra expuso que dicho código, adoptado por la Asamblea Mundial de la Salud, representa un conjunto de 11 artículos y reglas que busca proteger a madres, bebés, consumidores y personal de salud, de prácticas inapropiadas de comercialización, presiones e influencias indebidas sobre alimentación considerada más saludable; prohíbe también la promoción de los sucedáneos de la leche materna, biberones y tetinas, y busca asegurar que las madres reciban información adecuada por parte del personal de salud.
En contraparte, permite el uso de fórmula preparada de forma segura para los bebés que la necesiten, venta de productos con información técnica y científica objetiva para los profesionales de la salud, y que todas las etiquetas incluyan información precisa para la preparación segura de la fórmula.
En las resoluciones y actualizaciones del código, la Asamblea Mundial de la Salud señala que la industria de alimentos infantiles no debe dar suministros de leche de manera gratuita a hospitales; promover sus productos al público o personal de salud; utilizar imágenes de bebés en los envases de leches, biberones o tetinas; dar regalos a las madres o trabajadores de salud; dar muestras de sus productos a familias; promover alimentos o bebidas para bebés menores de seis meses de edad.
Señala también que las etiquetas deben tener un lenguaje entendible para la madre, incluir advertencias sobre las consecuencias para la salud por la utilización, y que sólo se deberá emplear bajo indicación médica.
De acuerdo a la UNICEF México, sólo una de cada 10 mujeres que trabaja amamanta a su bebé, el resto les dan fórmulas artificiales.
Evaluaciones del código demuestran que las compañías productoras de sucedáneos de leche siguen sin cumplirlo, por lo que en opinión de Ortega Ibarra, los gobiernos deben implementar mecanismos de vigilancia y control en la aplicación de este código, dado que a la fecha únicamente la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN) vigila el cumplimiento del código en hospitales acreditados (Hospitales amigos de la niñez).