- En la edición 2020 de la Cátedra de Excelencia “Ludwig Wittgenstein”, López Valadez planteó que la ciencia y la tecnología han desplazado a la religión y al arte, señaló el ponente
David Sandoval Rodríguez
Xalapa, Ver.- La ciencia y la tecnología, como modos de conocimiento, han desplazado a otros como la religión y el arte en el mundo contemporáneo, señaló Francisco López Valadez, doctor en Ciencias del Comportamiento por la Universidad Veracruzana (UV), quien sustentó la Cátedra de Excelencia “Ludwig Wittgenstein” 2020.
En el evento organizado por el Centro de Estudios e Investigaciones en Conocimiento y Aprendizaje Humano (CEICAH) de la UV, López Valadez presentó la conferencia “Cultura, individuo y juegos del lenguaje”, que fue moderada por Carlos Ibáñez Bernal, investigador del CEICAH.
El ponente planteó que las reglas que rigen los modos de conocer surgen de la interacción de los individuos con su entorno, creando así maneras formales de conocimiento.
Explicó que, con base en los trabajos de Emilio Ribes Iñesta, fundador del CEICAH, su análisis se basa en tener una matriz de los modos de conocimiento para analizarlos a través de los juegos del lenguaje.
La premisa inicial, dijo, es que la ciencia no es la única forma ni es la más privilegiada del conocimiento, “cada modo de conocimiento tiene reglas propias y en nuestra sociedad las reglas del saber tecnológico y científico se aplican a otros modos del conocimiento que son autónomos”.
Otra premisa es que existen modos privilegiados de conocimiento para cada contexto, época y sociedad; además, los modos de conocimiento son lenguajes especializados.
“Un contacto del individuo y el ambiente parte de un contacto biológico, pero cuando se habla de ciencia se está elaborando hasta llegar a niveles simbólicos, concepto que surgió en los estudios sobre la teoría de la conducta, pero se puede extender para entender otros problemas del conocimiento porque son una forma de ligamiento de la interacción básica, primitiva y biológica del individuo con el ambiente”, apuntó.
Por otro lado, mencionó que “Wittgenstein decía que el lenguaje ordinario está cargado de leyendas y mitologías, ideas y narrativas, a pesar de que una parte es de carácter práctico y está en contacto con el anterior –el aspecto mítico–, por lo cual se vuelve muy complejo analizar el lenguaje, dado que la relación entre ambos campos es constante y se da en múltiples aspectos”.
Recordó que Wittgenstein considera como “absurdo aplicar un criterio de un modo de conocimiento a otro modo de conocimiento y lo ejemplifica al tratar de utilizar el conocimiento científico para buscar una explicación a cómo se genera el conocimiento religioso”.
A lo largo de la historia, con el crecimiento de las sociedades y de las religiones, se va extendiendo el poder de éstas, que se van volviendo monoteístas y racionalistas, creando así juegos de lenguaje metafísico.
De esta forma, el chamán y el sacerdote se van conformando como intermediarios entre la persona y sus dioses, lo que de alguna manera debilita el valor de conocimiento de la religión.
Esta oposición entre lo formal y lo práctico es lo que lleva a oponer la religión que vive la persona con la doctrina religiosa, que no garantiza la experiencia religiosa.
Con respecto a la matemática, Wittgenstein también la considera un juego de lenguaje, “aunque el método de validación de la lógica y la matemática son enunciados, es decir, oraciones que se aprueban o se refutan, el problema de cómo se conoce es también muy complejo en el mundo matemático porque se parte de operaciones racionales, pero no todos los símbolos matemáticos surgen de la misma manera, son un aparato conceptual que se impone a la realidad”, recordó el ponente.