- La académica catalana María Rodó disertó sobre la problemática de opresiones interrelacionadas y difícilmente separables
- Conceptualizar las desigualdades permite visualizar y analizar información sobre la teoría de la interseccionalidad
Jorge Vázquez Pacheco
Xalapa, Ver.– En el 4º Congreso Internacional sobre Género y Espacio, organizado por la UNAM, la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, la Universidad Autónoma del Estado de México y la Universidad Veracruzana (UV), María Rodó ofreció la conferencia magistral “Geografías de la interseccionalidad”, a través del Facebook la mañana del miércoles 21 de abril.
La académica de la Universidad de Barcelona, España, es licenciada en Ciencias Políticas con Maestría en Estudios de Mujeres, Género y Ciudadanía. Sus temas de estudio son las geografías feministas y de sexualidades.
La geografía de la interseccionalidad es una teoría que ha registrado un auge importante en los últimos 10 años, comentó la ponente.
Indicó que el concepto feminista de la interseccionalidad surgió en Norteamérica en la década de 1980 y reforzado hacia 1991 mediante un texto de Kimberlé Crenshaw, académica afroamericana en la Universidad de California y especializada en el campo de la teoría crítica de la raza.
Rodó comentó la ubicación de aquellas geografías mediante los contextos en la producción de conocimiento y las espacialidades de las dinámicas interseccionales.
Al citar la importancia de situar las raíces de la interseccionalidad en el feminismo negro, indicó que la definición de los antecedentes también depende de relaciones de poder y citó a tres autores al referirse a los movimientos que intentan marginalizar las discriminaciones raciales, así como los estudios interseccionales contra el denominado “whitewashing” y la necesidad de visibilizar voces y cuerpos de los que surge la teoría.
“La teoría interseccional en Estados Unidos debe contemplarse desde una perspectiva global que incluye el imperialismo político, económico y cultural, así como la hegemonía anglosajona en la producción del conocimiento”, entendiendo acciones y pensamientos del tipo interseccional como el “fenómeno de desarrollo genuino de prácticas políticas y teorizaciones sobre la relación entre ejes de desigualdad”.
Comentó también en torno a acciones y pensamiento de tipo interseccional en el sur de Europa, específicamente en Cataluña, y citó: “Tenemos que dar nuestra alternativa como mujeres, conscientes de que el feminismo debe ser una herramienta de liberación global que rompa la cadena de opresiones interrelacionadas y difícilmente separables sobre la que se asienta la sociedad. Nuestra experiencia concreta como mujeres que nos hemos sentido oprimidas y como pertenecientes a una nación dominada, objetos de un genocidio cultural y lingüístico, ha sido también bastante compleja.”
La conceptualización de las desigualdades interseccionales permite recoger, visualizar y analizar información en relación a tres dimensiones: geográfica, social y psicológica. Las categorías no se representan directamente y ante la posibilidad de mostrar distintos ejes, el privilegio y la opresión se muestran omnipresentes. Todo ello se define no como un fin en sí mismo, sino como una herramienta que conduce a la reflexión y la toma de consciencia.