- El connotado cineasta, fallecido el pasado 20 de abril, fue uno de los invitados al Cine Club de la UV en 1975
- Directores noveles y al margen de la industria del cine nacional filmaban en formato de súper 8 mm, ante la imposibilidad de acceder a la cinta comercial de 35 mm
Roberto Ortiz Escobar
Xalapa, Ver.- En 1975 el cineclub de la Universidad Veracruzana (UV) era muy activo y se enlazaba con las inquietudes de los nuevos creadores mexicanos, quienes antes de ingresar a la industria cinematográfica presentaron en la Ciudad de México y en provincia sus primeros trabajos de corte independiente.
Una evidencia de que estos cineastas noveles estaban al margen de la industria del cine nacional, era que filmaban en formato de súper 8 mm ante la imposibilidad de acceder a la cinta industrial comercial de 35 mm, el formato proyectado en las salas de cine hasta la llegada hace algunos años de la tecnología digital.
Invitado por el Cine Club de la UV (los coordinadores del evento fueron Rodolfo Baruch y Eliobeth Caudillo Cisneros), llegó al Aula Clavijero Gabriel Retes a presentar un ciclo de su obra fílmica hasta esos momentos cuajada en súper 8 mm, proyectándose, entre otros, sus cortometrajes Sur (1969), El paletero (1970) y Tribulaciones en el seno de una familia burguesa (1973). En una sala atiborrada, un Retes jovencísimo de cabello largo y aire desenfadado, disertó con el público.
El entusiasmo en el Aula Clavijero visibilizaba el interés de cierto público por otras alternativas cinematográficas en un país que había vivido pocos años antes el trauma de 1968, no reponiéndose aún de “El Halconazo” sucedido al inicio del sexenio de Luis Echeverría, descrito elocuentemente en Roma1.
Eran los tiempos en que afloraron los festivales nacionales de cine en formato de súper 8 mm avalados por Luis Buñuel, que intentaron ser una válvula de escape ante la dificultad de muchos jóvenes para ingresar a la industria cinematográfica. Recordemos que la UV organizó en aquella época un festival nacional de cine erótico en súper 8 mm.
Uno de los cortos exhibidos de Retes fue El paletero. En el contexto de una institución creada para garantizar la seguridad del ciudadano, la policía citadina asediaba al paletero por un agravio del que era inocente. El personaje principal fue interpretado por Héctor Suárez, acompañado actoralmente por July Furlong, Rolando de Castro, Jesús Pindaro y Mario Castillón Bracho. La anécdota de la ficción surgió de una nota de periódico proporcionada por Lucila Balzaretti, la madre del cineasta. En buena medida la circunstancia trágica del paletero nos recuerda el laberinto perverso de la justicia mexicana expuesto muchos años después en el documental Presunto culpable2.
La situación presentada en El paletero vislumbró desde entonces una de las constantes temáticas de Gabriel Retes: el mundo de la violencia determinando situaciones lamentables. Previo a largometrajes como Chin chin el Teporocho (1976), Nuevo mundo (1977), Bandera rota (1979), El bulto (1992), Bienvenido-welcome (1994), Un dulce olor a muerte (1999) e Identidad tomada (2019), Retes hizo sus pininos cinematográficos en formato de súper 8 mm y de ello dio cuenta la UV en los setenta.
La madre del cineasta es considerada una pionera de la crítica de cine en México en los cuarenta3 y su padre fue el connotado director de teatro Ignacio Retes. Actor y director de cine y teatro, Gabriel Retes bebió de la cultura de ambos y de un ambiente artístico donde conoció a figuras como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Aunque pretendía hacer obras maestras, buena parte de su filmografía son un referente del cine mexicano de los últimos años, donde demostró talento y visión en el tratamiento de ciertos temas.