- Es un fenómeno que se presenta en México con una variabilidad interanual, aseguró Luis Antonio Ladino Moreno
Estas partículas son importantes por el impacto que tienen en la salud humana, ya que al ser ultrafinas (de 2.5 y 10 micras) son respirables y entran por nariz y boca para alojarse en pulmones y alvéolos, causando graves afectaciones a la salud por su composición y concentración
José Luis Couttolenc Soto
Orizaba, Ver.- En las Jornadas Ambientales 2020 organizadas por la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Veracruzana (UV), región Orizaba-Córdoba, el investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Luis Antonio Ladino Moreno, ofreció una conferencia virtual sobre el polvo del Sahara, sus impactos y desafíos en México, y dijo que éste es un fenómeno que se presenta cada año con una variabilidad interanual que impacta en la salud humana, clima y agricultura.
Explicó que esta masa de aire seca contiene una gran cantidad de partículas de aerosol atmosférico y polvo mineral; se emite en zonas desérticas del norte de África, de donde es transportada hacia el océano Atlántico. Cada abril este polvo transita al norte de Sudamérica impactando Colombia, Venezuela, la Guayana Francesa y Brasil; entre julio y agosto la masa toma dirección horizontal para atravesar el Caribe hasta llegar a territorio mexicano.
Con esta trayectoria, el polvo del Sahara toma una mayor probabilidad de llegar a la península de Yucatán, como sucedió en junio pasado y por su tamaño recibió el nombre de “Godzilla”; derivado de este fenómeno se dio lugar a atardeceres espectaculares con tonalidades rojizas, producto de la interacción de las partículas de polvo mineral provenientes de África con la radiación solar.
Sin embargo, dijo el científico, estas partículas son importantes por el impacto que tienen en la salud humana, ya que al ser ultrafinas (de 2.5 y 10 micras) son respirables y entran por nariz y boca para alojarse en pulmones y alvéolos, causando graves afectaciones a la salud por su composición y concentración.
Añadió que en 2012 la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que siete millones de muertes en el mundo fueron atribuidas a enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica, por lo que consideró necesario mejorar la calidad del aire para reducir sus efectos, y para ello se requiere que los contaminantes atmosféricos estén caracterizados.
Por otra parte, mencionó que el polvo del Sahara tiene un lado positivo y otro negativo. En el primer caso, transporta nutrientes que son benéficos tanto para los océanos como para el suelo agrícola, inhibe la formación de ciclones tropicales y huracanes y ayuda a “enfriar” la superficie terrestre; respecto a lo negativo, ocasiona baja visibilidad para la aviación y navegación marítima, disminuye la calidad del aire desencadenando enfermedades respiratorias, transporta patógenos oportunistas de África hacia México; y en un término intermedio contribuye a la formación de nubes para los ciclos del agua.
Luis Antonio Ladino dijo que lo anterior es resultado de estudios sobre la calidad del aire realizados en 2017 y 2018 en Mérida y el puerto de Sisal, Yucatán, con el apoyo de la Universidad Autónoma de Yucatán, UNAM y la Red Universitaria de Observatorios Atmosféricos (RUOA), que demostraron que existía un incremento superior al 300 por ciento en la cantidad de partículas que se respiraban en Mérida, “es decir, la calidad del aire empeoró significativamente”.
Ladino Moreno concluyó que se pudo comprobar la llegada del polvo del Sahara a la península de Yucatán en julio de 2017 y julio de 2018; bajo la influencia del polvo mineral, los niveles de partículas finas aumentaron por encima del 300 por ciento; la concentración de microorganismos fue mucho mayor durante la llegada del polvo; la diversidad de microorganismos es diferente durante el verano (polvo africano) que en invierno (frentes fríos); el polvo del Sahara afecta la formación de nubes y los patrones de precipitación en la península de Yucatán a temperaturas mayores de 25 grados centígrados.