Eco ansiedad: los efectos poco conocidos del cambio climático

Betsabé Ruiz Guerra

Red de Interacciones Multitróficas, Instituto de Ecología, A.C.

Juana Cristina Zepeda Díaz

Centro de Investigaciones Tropicales, Universidad Veracruzana

Armando Aguirre Jaimes

Red de Interacciones Multitróficas, Instituto de Ecología, A.C.

 

Foto 1.- La eco ansiedad puede generar situaciones de estrés en algunas personas.

Resumen: Las consecuencias del cambio climático pueden impactar psicológicamente a la población, la cual puede desarrollar temor crónico a sufrir catástrofes ambientales y preocuparse por el futuro: eco ansiedad.

Foto 2.- El cambio climático puede incrementar la frecuencia e intensidad de los incendios en zonas forestales y aledañas a zonas urbanas.

Además de haber vivido los diversos estragos de la pandemia por COVID – 19, en la última década hemos sido testigos de fenómenos meteorológicos extremos e inusuales como olas de calor, incendios, inundaciones, sequías prolongadas, así como del incremento y propagación de enfermedades que anteriormente no se presentaban en zonas geográficas ni en temporadas tan extensas. Las pérdidas humanas, los daños materiales y económicos son las afectaciones más evidentes. Sin embargo, también se han reportado impactos en la salud mental de las personas. A continuación, describimos en qué consisten estas secuelas psicológicas y cómo podemos lidiar con ellas.

Foto 3.- La eco ansiedad pueden repercutir en diversos estados emocionales.

El cambio climático es una realidad innegable y cada día más tangible. Para muestra un botón: el pasado 25 de octubre, el huracán Otis tocó tierra en las costas de Guerrero, dejando un rastro de destrucción de decenas de muertos y desaparecidos, además de cientos de damnificados. Aunque estaba pronosticado como una tormenta tropical, en pocas horas se convirtió en un huracán categoría cinco, la máxima en la escala Saffir-Simpson, debido a una conjunción de factores entre el océano y la atmósfera. Uno de dichos factores, clave para la formación de un huracán, es la temperatura del agua mayor a 26 °C; en este caso, se reportaron temperaturas cercanas a los 31°C, condición inusual producto del calentamiento global. A esta tragedia se le suman otras como las inundaciones excepcionales en Europa y México, la sequía del Río Amazonas, los incendios forestales en Hawái, Bolivia y Canadá, entre otros fenómenos cada vez más frecuentes y con mayor intensidad en el mundo, cuyo pronostico a futuro es muy negativo.

Foto 4.- Fenómenos meteorológicos extremos y repentinos como las inundaciones también pueden afectar la salud mental.

Ante este panorama poco alentador, es comprensible que las consecuencias del cambio climático en nuestro planeta dejen a su paso impactos psicológicos en algunas personas. Es posible hablar de tres clases de impactos a la salud mental asociados al cambio climático:

1.- Impactos psicológicos directos, propios de las víctimas de catástrofes naturales, ligados a procesos de duelo y estrés postraumático, que pueden generar síntomas de ansiedad y depresión severa.

2.- Impactos psicosociales, derivados de modificaciones repentinas y emergentes en la cotidianidad de las personas como consecuencia del cambio climático, por ejemplo, los que presentan los desplazados climáticos, cuyas capacidades adaptativas a entornos nuevos y estresantes, son llevadas al límite de tal manera que pueden desarrollar patologías como adicciones, presentar dificultades en la socialización o experimentar violencia familiar.

3.- Impactos indirectos en la salud mental, al sentir una profunda tristeza, desolación, preocupación y temor por el futuro, que pueden presentarse no únicamente en quienes han vivido una experiencia personal o familiar cercana de catástrofe climática, sino en cualquier persona que se informe sobre la situación actual de crisis ambiental global. Ver, escuchar y leer noticias devastadoras derivadas de la crisis ambiental global, puede producir un profundo sentimiento de vulnerabilidad e impotencia y generar estados emocionales como la eco ansiedad, la eco ira y la solastalgia (término creado por el filósofo australiano Glenn Albrecht que se refiere a “la melancolía o la nostalgia por la pérdida de un hogar, estando en el propio hogar”).

El concepto de eco ansiedad fue generado en 2017 por la Asociación Estadounidense de Psicología, precisamente para referirse a la angustia y el miedo por el creciente deterioro del medio ambiente. Se define como “el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y preocuparse por el futuro de uno mismo, de sus hijos, de las generaciones siguientes”. Cabe señalar que existen varios tipos de trastornos de ansiedad, y que algunas de las sensaciones que suelen ser descritas por quienes padecen alguno, tienen que ver con preocupación y miedo intenso y persistente, generalmente desproporcionados respecto a los peligros reales. Algunos de los síntomas comunes de la ansiedad son las sensaciones de tensión, agitación, pánico, reacciones físicas como aumento del ritmo cardiaco, hiperventilación, sudoración, sensación de debilidad, además de trastornos del sueño o de la alimentación. Los síntomas de la eco ansiedad son similares y, además, suele presentarse un sentimiento de culpa, tristeza y frustración ante la magnitud del problema. Aunque no se sabe con exactitud el número de personas que sufren de esta condición, es posible afirmar que conforme aumenten los problemas climáticos también aumentará la población con eco ansiedad, padecida principalmente por personas jóvenes, por niños y por quienes se dedican a asuntos relacionados con problemas del medio ambiente.

Para combatir los efectos de la eco ansiedad, se recomienda el desarrollo del optimismo y la resiliencia, a través de la adaptación y auto regulación, el fomento de la conexión con nuestro entorno y, sobre todo, el fortalecimiento de los lazos sociales. Además, resulta particularmente importante la práctica de acciones sostenibles tales como el consumo y la alimentación responsables, que pueden contribuir a mejorar la salud de nuestro planeta, a pesar de resultar insuficientes si no van acompañadas de políticas gubernamentales globales en las que se priorice el bienestar de la humanidad por encima de las ganancias capitalistas.

Es posible identificar un aspecto positivo a partir de las reflexiones anteriores: en el mundo se está tomando conciencia del gran deterioro del planeta y puede generarse un fuerte impulso para el activismo ambiental. Es muy importante recordar que está en nuestras manos generar un futuro más prometedor para todos: un futuro con paz y equidad.

Foto 5.- El cambio climático puede incrementar la frecuencia e intensidad de huracanes provocando grandes devastaciones.

 

“La opinión es responsabilidad de los autores y no representa una postura institucional”