LA ENCRUCIJADA DE LOS INSECTOS EN EL ANTROPOCENO
Federico Escobar – Red de Ecoetología, Instituto de Ecología, A.C
Martha L. Baena – Instituto de Investigaciones Biológicas, Universidad Veracruzana
A la crisis ambiental que enfrenta el planeta se suma una nueva, la rápida perdida de los insectos impulsada en gran parte por la huella de las actividades humanas sin precedentes en la historia de la tierra, lo cual ha llevado a los científicos a declarar una nueva era geológica sobre la tierra conocida como el Antropoceno.
La encrucijada en la que se encuentran actualmente los insectos puede pasar desapercibida, sino comprendemos la magnitud de su diversidad y el papel ecológico que estos pequeños organismos cumplen en la naturaleza. Basados en nuestro conocimiento actual, podemos decir que los insectos son la base del sustento de la población humana en la tierra, ya que están íntimamente relacionados con funciones primordiales en los agroecosistemas y en los sistemas naturales.
Lo primero que habría que hacer notar es que los insectos son muy antiguos en la Tierra. De acuerdo con los expertos, la mayoría de las familias modernas de insectos aparecieron en el Jurásico (hace cerca de 200 millones de años), aunque el origen de los insectos se remonta a la parte final del Carbonífero (hace más de 350 millones de años). Por lo tanto, los insectos son uno de los experimentos evolutivos más exitosos de la vida sobre la tierra. Ellos representan alrededor de 70% de los 2 millones de especies hasta ahora descritas por la ciencia. Los insectos además de ser diversos, son abundantes y ocupan desde los ambientes acuáticos como lagos, ríos y quebradas hasta la mayoría de los ambientes terrestres, como los bosques, las praderas y los desiertos. También son comunes en cuevas, en el interior del suelo y en la copa de los árboles.
Varios estudios recientes señalan con datos perturbadores que varias especies de insectos, dentro de las que se incluyen a las abejas, los escarabajos, los grillos y las mariposas, van en franco declive. Las principales conclusiones de estos estudios muestran que, en las últimas décadas, cerca del 40% de las especies de estos insectos ha disminuido en número y más de un tercio de ellos están en peligro de extinción. De acuerdo con los informes hasta ahora publicados, la velocidad a la que están desapareciendo los insectos es ocho veces mayor que lo registrado en mamíferos, aves y reptiles. Datos más precisos muestran que se produce un descenso del 2.5% anual en la abundancia de insectos, una cifra que sugiere que un gran número de especies podrían desaparecer por completo en un siglo, lo cual podría llevar literalmente al colapso de los ecosistemas y poner en riesgo la existencia de la vida en el planeta.
Las principales causas del declive de los insectos son la pérdida de hábitat por deforestación para adaptar nuevas tierras para la agricultura y, el crecimiento de las ciudades. Otro factor igualmente importante relacionado con la perdida de los insectos es la contaminación por pesticidas y fertilizantes. De igual forma se sabe que los patógenos y otras enfermedades emergentes, las especies introducidas y el cambio climático, también actúan en contra de las especies de insectos.
Pero ¿cuáles son las implicaciones de la reducción de las especies de insectos en la naturaleza? Una de las más preocupantes está relacionada con la función que tienen los insectos en la polinización (Figura 1). Muchas especies de insectos como abejas, mariposas y escarabajos polinizan una vasta variedad de cultivos. Por lo tanto, si desaparecen estos insectos no es posible obtener el fruto de las plantas. Esto podría reducir la capacidad de las áreas cultivables para alimentar a la cada vez más creciente población humana. Otras funciones de los insectos como la descomposición de la materia orgánica facilitan la redistribución de nutrientes en el suelo (Figura 2), mejorando su calidad y favoreciendo el crecimiento de las plantas. De igual forma, es ampliamente conocido que muchas especies se alimentan de otros insectos (Figura 3) y también los parasitan (Figura 4), contribuyendo de esta manera al control natural de plagas en los cultivos, reduciendo de esta manera el uso de plaguicidas, los cuales no sólo contaminan la tierra y el agua, sino que son perjudiciales para los humanos. Por otro lado, los insectos son fuente de alimento de una amplia variedad de vertebrados, en particular de aves. Por lo que la reducción de las poblaciones de insectos podría afectar directamente a las poblaciones de aves. En resumen, los insectos son elementos claves del entramado de interacciones biológicas que sostienen la vida en el planeta.
Actualmente existen iniciativas locales, regionales y globales para concientizar sobre la disminución de los insectos e impulsar prácticas que favorezcan su presencia en los bosques, los cultivos, en los pastizales y en las ciudades. Favorecer a los insectos en sus ambientes, garantiza la integridad de las múltiples funciones ecológicas en los que participan estos maravillosos seres.