DÍAS DE MUERTOS: CELEBRACIÓN VEGETAL
Por: Orlik Gómez García
Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero. Instituto de Ecología A.C.
No existen otras celebraciones que resalten los colores, sabores, olores, texturas y significados de las plantas como los Días de Muertos. Y, aunque este año la celebración estará marcada por las consecuencias de la pandemia, incluyendo una pausa prolongada en la mayoría de las actividades, vale la pena tomar las cosas con calma y observar, con un poco más de atención, cómo las plantas son participantes fundamentales en las diferentes manifestaciones de una celebración tradicional única en el mundo, Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad, y muy cercana a cada uno de nosotros.
La idea popular establece que, en estas fechas, los difuntos, o mejor dicho sus espíritus, regresan a visitar a sus seres queridos, por lo que, en los hogares, los cementerios e incluso en las calles o baldíos, se colocan desde sencillas veladoras hasta sofisticadas ofrendas colmadas de simbolismos para recibir y recordar quienes ya han partido de este mundo. La celebración del Día de Muertos se realiza el 31 de octubre y el 1 y 2 de noviembre, aunque en algunas regiones inicia un par de días antes, pues se tiene la creencia de que las ánimas de los difuntos regresan esos días noches para disfrutar los platillos y flores que sus parientes les ofrecen.
El culto a los muertos en México se pierde en la noche de los tiempos; es una tradición que es muestra de la diversidad cultural y de conocimientos del entorno natural, sobre todo del mundo vegetal, heredados de generaciones pretéritas, combinado con los ritos católicos impuestos con la conquista de las naciones originarias de estas tierras.
México es un país pluricultural, pluriétnico y megadiverso, por lo que la celebración no es homogénea, sino que cada región, cada pueblo, cada comunidad y desde luego cada familia y persona van añadiendo diferentes significados y evocaciones. Pero lo que todas tienen en común es la participación de una enorme diversidad de plantas para añadir colores, texturas, sabores, aromas y demás. No haremos una lista exhaustiva de las especies, más bien mencionaremos algunos usos, a nuestro juicio, poco percibidos, de estas.
En algunas regiones la celebración inicia desde el 28 de octubre, cuando se enciende la primera veladora y se colocan flores blancas (varias especies) para dar la bienvenida a las ánimas solas. El 29 de octubre se enciende otra veladora y se coloca un vaso de agua, además de más flores blancas, para los difuntos olvidados y desamparados.
El 30 de octubre en algunos lugares se acostumbra a poner un bolillo o telera (hechos de harina de trigo) para saciar el hambre de aquellos difuntos que se fueron sin comer. Desde luego se coloca un altar en el que destacan la flor de cempasúchil (Tagetes erecta), la mano de león (Celosia argentea), la rama tinaja (Trichilia havanensis) y el tepejilote (Chamaedorea tepejilote).
El 31 de octubre, ya colocado el altar, hace su arribo la diversidad de frutas a ellos: mandarinas (Citrus reticulata), manzanas (Malus domestica), tejocotes (Crataegus mexicana), guayabas (Psidium guajava), berenjenas (Solanum betaceum), plátanos (Musa spp). También lo hacen los trozos de caña de azúcar (Saccharum officinarum), los cacahuates (Arachis hypogaea), las jícamas (Pachyrhizus erosus). Una de las protagonistas es, sin duda, la calabaza (Cucurbita máxima), en forma de dulce de su propia pulpa.
El primer día de noviembre se dedica a las ánimas de los difuntos pequeños, por lo que en el altar se incluye toda la comida dulce: otra especie de calabaza (Cucurbita argyrosperma, domesticada en Mesoamérica desde hace 7000 años) en combinación con los cacahuates, se transforma en deliciosos dulcecillos con figuras de animales, plantas, casas, frutas. Hay chocolate (hecho con semillas de cacao, Theobroma cacao), calaveritas de azúcar, muchas flores, mandarinas dulces, nísperos (Eryobtria japonica, especie que por cierto no es nativa de México, aunque es común encontrarla), miel y otras golosinas en coloridas canastas de papel. ¡Todo ello hecho con plantas!
El día 2 de noviembre está dedicado a los muertos grandes, Fieles Difuntos, por lo que la comida de su preferencia entra a escena: los altares están pletóricos de pan, chocolate, aguardiente, cigarros, frutas. Pero los elementos más destacados de este momento son los deliciosos tamales: encontramos una enorme diversidad de ellos: ya sea envueltos en hoja de maíz (Zea mays), llamadas hojas de totomoxtle o de plátano (Musa spp.) con carne de pollo, cerdo o sin ella, con chile (Capsicum annuum), de pipián (Cucurbita argyrosperma) con chayote (Sechium edule), de frijol tierno (Phaseolus vulgaris), de frijol gordo (Phaseolus dumosus), los chocos, tamales envueltos en hojas de choco (Oreopanax echinops) para acompañar el mole (hecho con numerosas plantas, hojas y semillas), tamales de dulce para niñas y niños, tamales de elote con su característico sabor y los tamales canarios, hechos con harina de arroz (Oryza sativa). Por si fuera poco, los altares y las casas son aromatizados con humo de incienso, hecho con resinas vegetales de coníferas, pinos (Pinus spp) y copal (Bursera aloexylon, B. graveolens, B. copallifera y B. jorullensis) principalmente.
La celebración de Día de los Muertos es la máxima festividad de su tipo en nuestro país, celebración que comienza desde la madrugada con el tañido de las campanas de las iglesias y la práctica de ciertos ritos, como adornar las tumbas y hacer altares sobre las lápidas, los que tienen un gran significado para las familias porque se piensa que ayudan a conducir a las ánimas y a transitar por un buen camino tras la muerte. Independientemente del significado espiritual, para quienes laboramos en el Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero del INECOL, representa además la celebración de la diversidad vegetal, y es uno de los mejores momentos para invitar a todos nuestros amigos y amigas a reflexionar, al menos un poco, en las muchas, variadas y maravillosas maneras en que las plantas y las personas estamos relacionados.
Pies de figuras:
- Foto 1. Cucurbita argyrosperma – Crédito: Orlik Gómez García
- Foto 2. Dulces de calabaza – Crédito: Orlik Gómez García
- Foto 3. Diversidad de tamales – Crédito: Orlik Gómez García
- Foto 4. Día de Muertos, celebración vegetal – Crédito: Israel Barrón