CÓMO OLEMOS, LOS QUE OLEMOS
Larissa Guillén y Patricia Romero
Red de Manejo Biorracional de Plagas y Vectores, Instituto de Ecología A.C.
Resumen
La capacidad para detectar los olores es una característica de muchos seres vivos. Descubre qué hay detrás de este proceso y su importancia en diferentes organismos.
Palabras clave
Olfato, quimiorreceptores, nariz
Artículo
Para sobrevivir, todos los seres vivos utilizan diferentes mecanismos de percepción que los ayudan a evadir peligros o a localizar beneficios. Uno de estos mecanismos es la capacidad para percibir los olores a corta y larga distancia y que es conocido como el sentido del olfato.
El percibir un olor te puede parecer sencillo, pero detrás de esta capacidad existe un mecanismo donde participan diferentes órganos que trabajan de manera armónica para lograr que percibamos el olor. Pero ¿qué es un olor? El olor se compone de un conjunto de moléculas químicas de origen orgánico o inorgánico volátiles que se mezclan con el aire o el agua, donde son dispersadas y finalmente captadas por los diferentes organismos. Los olores nos dotan de información que desencadenan diferentes reacciones, no es lo mismo oler tu comida favorita recién cocinada, que oler algo con días de descomposición.
Pero ¿cómo es que los organismos perciben y reaccionan a los olores? Todo comienza cuando las moléculas de olor dispersadas en el aire entran en contacto con un receptor primario que las encamina a superficies o mucosas repletas de estructuras llamadas quimiorreceptores que reconocen las moléculas de olor afines. Los quimiorreceptores se ubican en la punta de neuronas olfativas (células del sistema nervioso) que transmiten las moléculas de olor (o información química) a otras neuronas y estructuras hasta llegar al cerebro. La información química es procesada en el cerebro y transformada en impulsos nerviosos que a su vez desencadenan una serie de respuestas químicas o/ eléctricas que se convierten en diferentes comportamientos. Esto es en términos generales lo que ocurre cuando percibes un olor, sin embargo, es importante decir que el proceso es más complejo de lo aquí descrito y que varía dependiendo de la especie.
Entonces ¿todos los seres vivos pueden oler? Dada la diversidad de formas de vida que existen en el planeta, es de esperar que existan diferencias en la capacidad para percibir los olores y que no todos los seres vivos puedan oler. Aunque si bien es cierto que la mayoría de los animales pueden detectar olores, unos son muy sensibles para percibirlos (Figura 1) y otros, no tanto (Figura 2). Además de los animales, existen organismos como las plantas, bacterias y hongos que tienen cierta capacidad para detectar moléculas de olor a pesar de que no cuentan con un sistema olfativo bien desarrollado, es decir, un sistema nervioso especializado con un cerebro. Las formas de vida más primitivas o simples como por ejemplo, los virus entre otras, no pueden oler, o al menos todavía no se ha reportado.
Solemos asociar el sentido del olfato con la nariz, la cual podemos encontrar en diferentes formas y tamaños dependiendo de las especies, un ejemplo de estos contrastes es la enorme nariz del elefante africano (Figura 1) versus la pequeña nariz de un ratón (Figura 3). Y ¿qué pasa con otros organismos?, ¿has visto la nariz de un insecto o un molusco?, seguramente respondiste que no, y esto se debe a que estás especies han desarrollado estructuras diferentes a la nariz, pero que cumplen con la misma función. En el caso de los insectos el receptor principal de los olores son las antenas (Figura 4), aunque dependiendo de la especie, también pueden usar de partes de su aparato bucal y de otras estructuras del cuerpo y en los moluscos, la detección de los olores es realizada por un órgano llamado osfradio. Pero independientemente de la forma, tamaño y color que puedan tener los órganos receptores de olor de cualquier animal, lo que más importa es la capacidad de los organismos para recibir, detectar y distinguir un olor, ya que de ello puede depender su supervivencia. Por ejemplo, para un venado o abeja, la capacidad para detectar rápidamente entre el olor de un depredador y el de cualquier otro animal, es cuestión de vida o muerte, ya que el olor será el estímulo por el que decidirá huir/esconderse para no ser devorado o no hacer nada.
En los humanos, el sentido del olfato es considerado como el más antiguo de todos los sentidos y se ha ido modificando o adaptando a nuevas circunstancias a través del tiempo. Así, a pesar de que tenemos aproximadamente 5 millones de receptores de olor, hemos perdido la capacidad para detectar a un depredador porque ya no necesitamos esa información, pero en cambio, reconocemos los olores de gas o de algo en proceso de descomposición que nos previenen de un potencial peligro. Nuestra capacidad para detectar olores es buena, pero hay animales como el perro que nos superan debido a que tienen entre 200 y 500 millones de receptores olfativos (Figura 5).
A diferencia de otros animales, los humanos hemos ido perdiendo la capacidad para detectar y seleccionar a una pareja basada en su olor. En parte, esto se debe a que los olores naturales son enmascarados con perfumes y otros productos que usamos con el fin de no oler “mal”. Curiosamente, a pesar de los esfuerzos por encubrir nuestros olores, el olor sigue siendo instintivamente importante y a veces hasta determinante en la formación de una pareja. Existen estudios que indican que cuando dejamos que emane el olor natural de nuestro cuerpo, el cual puede estar influenciado por la alimentación o estado de salud, el olor que se expide puede generar atracción o repulsión. La percepción de los olores también puede variar de acuerdo al sexo, se ha reportado que las mujeres tienen una mayor capacidad para identificar y recordar olores que los hombres. Además, también se ha reportado que la percepción olfativa de las mujeres puede ser afectada por químicos que alteran su fisiología. Hay evidencia que indica que las mujeres que toman píldoras anticonceptivas pueden sufrir alteraciones en la percepción de los olores que pueden llegar a generar rechazo a los olores de la pareja, que antes de tomar los anticonceptivos, parecían atractivos.
Al igual que en humanos, en otros animales también se ha documentado que la percepción de los olores puede estar afectada por la edad, el sexo o el tipo de alimento consumido. Por ejemplo, en el escarabajo conocido como picudo del agave, se ha demostrado que las hembras tienen mayor capacidad de percepción de los olores liberados por sus plantas hospederas que los machos. Otro caso es el del macaco coronado en el que se ha encontrado que los machos pueden identificar por su olor a las hembras que se encuentran listas para la reproducción. La percepción olfativa también puede afectar procesos fisiológicos como el embarazo, en un estudio con ratones se encontró que hembras recién inseminadas pueden bloquear el embarazo cuando son expuestas a los olores de machos provenientes de una madriguera diferente a la de ellas.
Ahora ya sabes cómo procesas los olores y que existen muchos factores que pueden influir en la maravillosa capacidad de percibir un olor.
Referencias:
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Buck L, Axel R (1991) A novel multigene family may encode odorant receptors: a molecular basis for odor recognition, Cell 65: 175-187.
Niimura Y, Matsui A, Touhara K (2014) Extreme expansion of the olfactory receptor gene repertoire in African elephants and evolutionary dynamics of orthologous gene groups in 13 placental mammals. Genome Research 24: 1485-1496.
Roberts SC, Gosling LM, Carter V, Petrie M (2008) MHC-correlated odour preferences in humans and the use of oral contraceptives. Proceedings of the Royal Society-B 275: 2715-22.
Roper TJ (1999) Olfaction in Birds. En: PJB Slater, JS Rosenblatt, C. Snowdon, TJ Roper (eds.) Advances in the Study of Behavior 28: 247-332.
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Pies de figuras:
Figura 1. El elefante africano (Loxodonta africana) es el animal con la nariz (conocida como trompa) más grande y con la mayor capacidad olfativa del reino animal. Puede detectar agua a 19 km de distancia. Foto María Quitana Citter
Figura 2. Guacamaya azul (Ara ararauna). Se cree que las aves tienen mal sentido del olfato porque generalmente no lo usan para detectar o seleccionar una pareja, sin embargo, si lo utilizan para encontrar alimento. Foto: Aline Aluja Guillén
Figura 3. Ratón de bolsillo plano (Perognathus flavescens). A pesar de tener una nariz muy pequeña, los roedores tienen uno de los olfatos más poderosos del reino animal. Foto: Karen Velásquez.
Figura 4. Los insectos perciben los olores principalmente a través de las antenas, las cuales tienen formas variadas. (a) Antena del escarabajo ambrosial Xyleborus morigerus. (b) Antena de la mosca mexicana de la fruta Anastrepha ludens. Fotos tomadas con microscopía confocal: Olinda Velásquez.
Figura 5. Debido a su excelente olfato, los perros son empleados para la detección de drogas, alimentos y hasta de personas con padecimientos como cáncer y diabetes. Foto: Patricia Romero.