México. 11 de enero del 2025.-Con solo 21 años de edad, Victoria de León diseñó un prototipo de tapiz a base de biomaterial que se puede extraer de insectos y de regolito (existente en la Luna) para proteger a los astronautas de las altas radiaciones, las cuales pueden ocasionar distintos tipos de cáncer.

Esta joven estudiante de Ingeniería en Robótica y Sistemas Digitales en el Tecnológico de Monterrey ganó una competencia que se llevó a cabo en la NASA y para que este año se pondrá a prueba en el espacio.

Victoria de León asegura que su gusto por las ciencias duras nació a los siete años, cuando su hermano le regaló el videojuego Science Papa, de Nintendo Wii.

“(El juego consistía) en hacer experimentos y era muy riguroso. Realmente me gustó mucho y empecé a llevar eso al mundo real: hacer experimentos en mi casa.

Uno que me gustaba mucho hacer era extraer tintes de las flores y llegué a hacer uno para pintar mi conejo de rosa, que me super regañaron”, recuerda entre risas durante la entrevista con Expansión.

Victoria ya tuvo la oportunidad de viajar dos veces a la NASA. La primera cuando cursaba la secundaria y posteriormente la preparatoria para ver de cerca cómo se preparan los astronautas.

“Fui a un programa que se llama Space Center University, donde tuve la oportunidad de involucrarme más en la parte robótica, que es programación de robots y gané primer lugar en programación y pues ahí es donde dije yo creo que mi camino va por este lado”.

La alumna del TEC de Monterrey, campus CDMX, se enfocó en la radiación a la que están expuestos los astronautas, por lo que su proyecto, que inició a principios del 2024, busca crear soluciones para detectarlos y tomar medidas a tiempo para evitar mayores daños como el desarrollo de cáncer.

Victoria de León, estudiante en el Tec de Monterrey campus Ciudad de México
La recién condecorada en Milán, Italia, asegura, orgullosa, que este año el prototipo de su proyecto viajará al Espacio.

Con una figura de astronauta de fondo durante la videollamada, Victoria muestra imágenes de una suerte de tapiz que se enrolla y es apto para colocarse al interior de los hábitats lunares.

Este podría fungir como parámetro de la radiación recibida, así como de la degradación y formación de grietas debido al impacto constante de micrometeoritos. Si empezara a brillar, implicaría un protocolo de evacuación y restauración de la estación, explicó.

“Es básicamente un sensor químico pasivo. Encontré una manera de hacer que el regolito lunar se doble y se comporte como un rollo; además, le integré un biomaterial con capacidad de fluorescer cuando lo expones a radiación UV”, comenta De León, quien contó con el apoyo de los investigadores Jesús Soto y Juan Rizo para conseguir una formulación que, de funcionar, sería histórica para el ciclo aeroespacial al estar compuesto de materia biológica e inorgánica.

Recordó que uno de los retos para los proyectos que realiza la NASA en la Luna es la transportación de material a los hábitats desde la Tierra a su satélite, por lo que buscó desarrollar un material sostenible con material que se pudiera reproducir, por ello, acudió a los insectos, al mismo tiempo que recuerda, que fueron base importante de la cultura alimentaria prehispánica.

Victoria de León, estudiante en el Tec de Monterrey
Victoria de León recuerda que uno de los retos para los proyectos que realiza la NASA en la Luna es la transportación de material a los hábitats desde la Tierra a su satélite

La ingeniera explicó que el proyecto contempla extraer material de grillos, cucarachas y de gusanos de seda: “sirven tanto como alimento como para generar la materia prima para el desarrollo de este material”.

Los insectos se transportan una sola vez desde la Tierra a la Luna, obviamente con un experimento bien probado, para después llevar a cabo una reproducción controlada desde la Luna. También se utilizan otras dos o tres cosas más que permiten la integración, pero básicamente se forma una película que se puede utilizar como un tapiz o para otro tipo de aplicación.