Xalapa, Ver.- El hongo ojo de venado, científicamente conocido como Agaricus cervinóculus, que nace en la región de Perote, Acajete y Las Vigas de Ramírez, fue registrado como una especie nueva, gracias al trabajo de investigación realizado por Elvia Naara Palestina Villa, egresada de la primera generación del Doctorado en Micología Aplicada que se imparte en el Centro de Investigación en Micología Aplicada (CIMA) de la Universidad Veracruzana (UV).
A inicios del presente año, Naara publicó un artículo donde detalló, de manera preliminar, un análisis bromatológico, morfológico, molecular y filogenético realizado a esta especie comestible que, si bien es muy conocido en el bosque de pino o mesófilo de montaña del centro del estado de Veracruz, no había sido objeto de estudios por la ciencia.
“Dentro de la sección donde se encuentra este hongo no se habían descrito especies comestibles aquí en México, sí hay una que crece en Estados Unidos, muy parecida.”
En nuestro país hay especies similares al ojo de venado y tampoco han sido estudiadas; sin embargo, al igual que muchas otras del género Agaricus, aportan beneficios alimenticios por su fibra dietética que favorece al metabolismo.
Sobresale su gran porcentaje de proteína, compuestos bioactivos, capacidad antioxidante y actividad antiproliferativa (en el caso de los medicinales).
Naara Palestina, también egresada de la Facultad de Biología y de la Maestría en Ecología Forestal del Instituto de Investigaciones Forestales (Inifor), ambas de esta casa de estudios, dio a conocer que en el mundo hay más de 600 especies de hongos del género Agaricus, mientras que en México existen 55 de tipo silvestre, los cuales crecen en bosques, pastizales o jardines.
A nivel mundial se estima que hay más de 3.5 millones de especies de hongos, pero en nuestro país sólo se conoce entre el cinco y 10% del total, lo cual revela el déficit de investigadores interesados en este campo de estudio.
“Tan sólo, del género Agaricus conocemos menos del 10% y seguro que hay más especies”, dijo la joven quien desde pequeña expresó inquietud y curiosidad por la naturaleza en general.
Hasta hace un par de años, el ojo de venado era identificado como Agaricus silváticus, es decir, tenía otro nombre, pero ahora con este trabajo Naara aclara, como primera aportación, que se trata de una especie nueva.
En su tesis doctoral titulada “Taxonomía y análisis químico del etnotaxon ojo de venado, un hongo comestible silvestre del centro de Veracruz, México”, dirigida por Rosario Medel Ortiz, señala que especies hermanas evolutivamente también pueden tener sus mismas propiedades.
“Por ejemplo, en el caso de hongos con propiedades anticancerígenas o antitumorales, puede que sus parientes también las produzcan. De continuar su exploración y estudio, tal vez puedan llegar a tener otros beneficios.”
Naara nunca había tenido un acercamiento con los hongos comestibles, hasta que llegó al CIMA, con Rosario Medel, luego de haber cursado la Licenciatura en Biología. La investigadora colaboraba en un proyecto internacional entre Francia y México, respecto a uno medicinal, llamado Agaricus subrufescens.
Fue así como empezó a estudiar el género Agaricus y gracias a ello se ha vinculado con expertos de otras partes del mundo, como Luis Alberto Parra, de origen español, quien ha publicado dos libros asociados al tema.
Al inicio, su tesis de licenciatura se enfocó en la taxonomía de las especies silvestres de Agaricus, en Veracruz; en la maestría hizo una recolección en el bosque mesófilo de montaña para su análisis taxonómico, morfológico y extracción de ADN.
Durante el doctorado se acercó con las hongueras o vendedoras de hongos del Mercado San José y observó que ofrecían una especie de Agaricus.
De hecho, comercializan entre 40 y 44 especies comestibles, entre ellas: ramaria, amanita rubescens, duraznito, lactarius índigo, tecomate, panzas y trompa roja.
Es complicado estudiarlas e identificarlas, dijo, por su poca variabilidad morfológica, pues todas se parecen mucho. Por eso, en el doctorado hizo una revisión bibliográfica del ojo de venado, también conocido como “pechuga de gavilán”.
En el Laboratorio de Biología Molecular del CIMA estudió su morfología, olor y cambio de color; observó las esporas ante el microscopio, registró sus estructuras, extrajo ADN para clasificarlo dentro del género y evaluar diferentes actividades.
Hizo un análisis bromatológico para ver cuáles eran sus propiedades, evaluaciones y análisis preliminares a nivel antioxidante y antiproliferativo.
Antes de publicar el artículo, la científica incluyó este nuevo registro a una base de datos llamada Mycobank, donde se publican los nombres y se les asigna un código.
Los ejemplares recolectados en campo fueron depositados en el Herbario Nacional de México de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como un duplicado en el herbario del Instituto de Ecología, A.C. (Inecol), donde quedó abierta al público y a investigadores que deseen continuar con su estudio.
Su intención, además, es retribuir y compartir este conocimiento con las hongueras del Mercado San José, para reafirmarles que es comestible, pero no tóxico.
Más adelante, Palestina Villa desea realizar un posdoctorado y profundizar en aspectos relacionados con el cultivo de esta especie mexicana que crece a tres mil metros sobre el nivel del mar.
“Es una buena oportunidad para intentar cultivar especies mexicanas adaptadas a los climas del centro de Veracruz, es una buena manera de continuar la investigación y no quitar el dedo de los hongos comestibles.”
Es importante mencionar que el género Agaricus tiene otras especies comestibles como el champiñón (Agaricus bisporus), la más comercializada a nivel mundial.
En tanto, otras tienen un alto potencial medicinal, tal es el caso de Agaricus subrufescens con propiedades anticancerígenas o antiproliferativas.
Con información de Universo