Xalapa, Ver.- Las tortugas marinas son especies en riesgo de extinción, indicó Jorge Morales Mávil, investigador del Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV), quien las ha estudiado desde 2011, a partir de un proyecto de investigación aceptado por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt).

De las siete especies existentes en el mundo, seis arriban a México para desove y a Veracruz llegan cinco. Se trata de seres que no han sufrido cambios desde la prehistoria, llevan la energía de las playas a los arrecifes y los mantienen a buen nivel, comentó Morales Mávil, actualmente titular de este instituto.

Las complicaciones inician con el hecho de que pasan toda su vida en grandes profundidades del mar y zonas de arrecife, “eso complica nuestra visión de comportamiento para investigación”.

Agregó que el espacio para estudiarlas en su salida para desove es sumamente corto, “para ello mantenemos convenios de colaboración con campamentos tortugueros de la costa veracruzana, que son manejados básicamente por gente de la sociedad civil y vecinos, a quienes las instancias gubernamentales suelen proporcionar apoyos económicos o en equipo”.

 

En las zonas norte y centro estudian a las especies verde y lora, y en el sur a la carey. “En lugares como Nautla y Costa Esmeralda se han establecido hoteles cerca de zonas de anidación, lo cual es un problema porque tienden a seguir la luz y eso desorienta a las crías cuando nacen o a las hembras cuando emergen. Esto ha dado pie para que aportemos recomendaciones a la administración federal y sugerir el tipo de luz en los hoteles y zonas restauranteras”.

Otro problema es la contaminación por aguas negras, “que ha influido en la menor eclosión de crías y genera malformaciones. Monitoreamos constantemente, lo declaramos ante las autoridades y el argumento que muchas veces nos dan es que no tienen personal para cubrir áreas extensas”.

La mayoría de las especies sale por la noche, pero la tortuga lora lo hace de día, es capaz de soportar la presión de la gente y pasar entre las palapas para depositar sus huevos. Al emerger del nido por la noche, las crías tienen más probabilidades de librar a los depredadores (cangrejos, mapaches, perros, zopilotes y serpientes), pero una vez flotando en las aguas, sufren ataques de gaviotas, pelícanos y peces grandes.

“Aunque antes se decía que sólo el 1% de las crías llegan a la edad adulta, ahora sabemos que puede ser el 10%. En el proceso de investigación siempre aparecen cosas nuevas, preguntas e hipótesis, esto es interminable, y estamos hablando de solamente seis especies.”

El arribo a las aguas, apenas el inicio de un trayecto colmado de depredadores

Informar y concientizar

La disminución de tortugas no sólo es por consumir su carne y huevos o industrializar el caparazón, comentó Morales Mávil; por ejemplo, “recibimos reporte de tortugas decomisadas en una casa, cuyos habitantes las capturaron para tenerlas como mascotas. Son tan carismáticas y llamativas que la gente se las lleva y trata de alimentarlas como si fueran animales de acuario, pero deben comer gran cantidad de materia animal o vegetal, dependiendo de la especie, por lo que no es posible tenerlas en casa”.

El especialista dijo que ciertamente tienen pulmones y respiran aire, sin embargo, deben pasar la mayor parte de su vida en el agua.

Por último, comentó que la labor de los investigadores universitarios es la publicación de artículos, impartición de charlas y dictar cursos; “aportamos información a las instancias administrativas para que su personal se actualice y sea capaz de resolver estos problemas”.

El investigador comentó que con necesarios los convenios con quienes manejan campamentos tortugueros