- El académico de la UV recordó que desplomes registrados en la década de 1980 y menores al de abril de este año, sí resultaron caóticos para México
- Eso orilló el cambio del modelo económico del país al neoliberalismo
México, al no tener fondos para pagar la deuda externa, de alguna manera es “obligado” por los organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, a adoptar una serie de medidas económicas restrictivas y neoliberales condicionales para prestarle dinero y que pudiera salir de la crisis económica. Entre ellas, reducir el gasto público y la tasa de inflación
Karina de la Paz Reyes Díaz
19/05/2020, Xalapa, Ver.- El precio del petróleo mexicano registró caídas históricas en abril pasado, estuvo debajo de los cero dólares por barril, pero el escenario no fue ni tendrá las consecuencias catastróficas registradas en el pasado, explicó el académico adscrito al Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV), José Galindo Rodríguez.
La caída más baja fue el 20 de abril, cuando los contratos futuros que vencen en mayo se ubicaron en menos 2.37 dólares el barril. Lo cual fue calificado como un suceso “sin precedente”, “inédito” e “histórico” por especialistas en la materia de la prensa nacional y extranjera.
El desplome es atribuido a la sobreoferta de la producción y falta de capacidad de almacenamiento del hidrocarburo, así como a la crisis económica global derivada de la pandemia Covid-19, que ha hecho caer la demanda del mismo. En ese contexto fue consultado el profesor-investigador de la UV, cuya especialidad es la historia económica.
El coordinador del libro México contemporáneo: aspectos económicos, políticos y sociales (2018), explicó que, si bien los precios negativos del petróleo nunca antes se habían registrado en la historia del país, en otros periodos que se registraron bajas menores a las de abril de este año, las consecuencias fueron realmente “caóticas”.
En la década de 1980 se registró “la caída del precio del petróleo más caótica que ha tenido México, no la más baja, ésa fue en 1998, pero no llegó a los niveles negativos que recientemente se percibieron”.
Expuso que el desplome de la década de 1980 fue “caótico” porque sin ser tan abrupto como el de abril de 2020, hubo consecuencias “terribles” para las finanzas públicas del país, tan es así que generó el cambio del modelo económico.
El historiador recordó que durante el gobierno de José López Portillo y Pacheco (1976-1982) se aprovecharon importantes yacimientos de petróleo recién descubiertos en el sureste de México. La idea fue que con esos descubrimientos y el favorable precio del petróleo del momento dejaríamos el tercermundismo.
El alza del valor del crudo fue causada por el conflicto árabe-israelí de 1973 conocido como guerra del Yom Kippur, la crisis del petróleo de 1973 y la guerra entre Irán e Irak (1980-1988). Informes sobre esa época indican que los precios del petróleo eran de 36 dólares por barril.
La situación permitió idear “que México saldría de lo que en ese momento todavía se llamaba ‘Tercer Mundo’ y que de alguna manera se volvería absolutamente rico, lo que permitiría lidiar con el tema del desarrollo también”.
En ese contexto, las expectativas de López Portillo y su gobierno condujeron a determinar que era posible seguir contratando deuda externa para el desarrollo de infraestructura destinada a la extracción petrolera, entre otras cosas, pues con las ganancias generadas por la venta del combustible sería posible solventarlas sin problema alguno en el futuro inmediato.
Sin embargo, la caída de los precios del hidrocarburo en el inicio de la década de 1980 –que se combinó con un erróneo manejo de la política económica del momento que llevó, entre otras cosas, a una abrupta devaluación del peso– se manifestó en la imposibilidad de continuar aportando al pago de la deuda externa contraída.
Si bien en el mayor auge económico (entre 1978 y 1981) el precio del barril ascendió a los 36 dólares, en 1986 su valor había descendido a los 10 dólares.
“La verdad, hubo una irresponsabilidad financiera muy grande y ahí viene el mayor problema: en la década de 1980 empezó a caer el precio del petróleo, la deuda externa de México era altísima y el país tuvo que declarar la moratoria.
”Eso sí tuvo unas consecuencias gravísimas porque, aunque no cayó tanto el precio del petróleo –como en la actualidad–, hizo que cambiáramos de modelo económico al neoliberalismo, que ha tenido consecuencias –sobre todo sociales– negativas”, expuso el académico universitario.
México, al no tener fondos para pagar la deuda externa, de alguna manera es “obligado” por los organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial –detrás de los cuales se encontraban los ideales de política económica de Estados Unidos–, a adoptar una serie de medidas económicas restrictivas y neoliberales condicionales para prestarle dinero y que pudiera salir de la crisis económica. Entre ellas: reducir el gasto público y la tasa de inflación.
“Por eso es tan importante esa caída del precio del petróleo en la historia económica de México. Esa caída de los años ochenta, que no es tan grave como la que vimos en abril de este año, tuvo consecuencias. Fue la manera de obligar al gobierno a adoptar una serie de medidas neoliberales, que hemos visto han resultado catastróficas para el bolsillo de muchos mexicanos.”
Fue en ese entonces que se redujeron los presupuestos a programas sociales y que iniciaron las privatizaciones. “Algunas medidas no niego que hayan estado bien, pero francamente el Estado se deshizo de muchos elementos que antes protegían a la población en general”, consideró el entrevistado.
José Galindo citó que en 1998 también se registró una notoria caída en el precio del petróleo; no obstante, hubo una relativa y pronta recuperación y lo más importante es que enseñó nuevas lecciones al país, en lo concerniente al uso de los mercados de derivados internacionales.
Actualmente, si bien en abril se llegó a precios por debajo de cero, las fluctuaciones han sido rápidas, además de haber coberturas petroleras para que éstas no afecten tanto a las finanzas públicas y amortigüen las caídas de los precios del petróleo.
“Eso se combina con que estamos viviendo un cambio histórico muy fuerte. Justamente, existe una sobreoferta del petróleo porque hay una serie de alternativas energéticas que eventualmente van a terminar desplazándolo. A pesar de que Andrés Manuel López Obrador le apueste a éste, la tendencia mundial está cambiando.”
Por otro lado, opinó, si bien el petróleo sigue siendo un importante componente, los cambios mundiales eventualmente obligarán al gobierno mexicano a buscar otras alternativas para las finanzas públicas que continuarán cambiando su estructura.
En ese tenor, al preguntarle al historiador sobre la viabilidad de proyectos del actual gobierno de México encaminados al sector petrolero, como la Refinería Dos Bocas en Tabasco, expuso: “No estoy seguro de que vaya a cometer la torpeza de generar inversiones faraónicas en ese proyecto, sobre todo ante la evidencia reciente de la volatilidad del precio del petróleo y la evolución de las alternativas energéticas. A pesar de que seguramente continuará con su discurso nacionalista sobre el petróleo, no creo que ante los cambios ocurridos López Obrador vislumbre que el petróleo será la panacea”.
Para el académico, la Refinería Dos Bocas más bien forma parte de un discurso y las determinaciones en lo concerniente a su concreción seguramente cambiarán.