- El investigador de la UNAM participó en la Catedra “Ruy Pérez Tamayo”, organizada por la UV y El Colegio Nacional
Paola Cortés Pérez
Xalapa, Ver.- Carlos Contreras Pérez, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expresó que hay personas, académicos e investigadores que enseñan sin estar presentes, tal es el caso del médico patólogo Ruy Pérez Tamayo.
“La luz de Ruy” fue el tema de la charla con la que Carlos Contreras participó en el Coloquio “El pensamiento científico y humanista de Ruy Pérez Tamayo”, en el marco de la Cátedra “Ruy Pérez Tamayo”, organizada por la Universidad Veracruzana (UV) y El Colegio Nacional.
El investigador comentó que Pérez Tamayo ha sido su maestro de vida, pese a que nunca le dio clases. Cuando ingresó a la Facultad de Medicina de la UNAM tenía claro que quería dedicarse a la investigación científica, pero no tenía idea por dónde empezar.
Siendo estudiante había escuchado hablar de Ruy Pérez Tamayo pero no lo conocía. ¿Quién era este personaje que podía enseñar sin estar presente?, se preguntó.
“No se le veía y en nuestra enorme ignorancia no asistíamos a conferencias, sólo nos quedamos con la idea de que hay un todo poderoso, que había escrito un libro siendo muy joven y nos daba una lección de lo que debíamos saber y cómo lograrlo.”
Contó que después de peregrinar por algunos laboratorios de investigación, a punto de concluir sus estudios de Medicina empezó a asistir al Instituto de Investigaciones Biomédicas pues quería dedicar su vida a la neurobiología.
“En ese instituto, y en otros, se oía hablar, se contaban anécdotas, se mencionaba que daría una conferencia, que era formador de investigadores ya calificados, también se comentaba mucho de sus respuestas rápidas, inteligentes, congelantes.
”Sin dejar completamente el Instituto de Investigaciones Biomédicas, estuve cerca de 10 años en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, tuve tiempo de comprender algunas cosas y la fortuna de escuchar algunas conferencias del doctor.”
Mencionó que si hay algo que caracteriza al doctor Ruy Pérez es su sentido del humor extraordinariamente agudo, casi cáustico; sus pláticas siempre están bien documentadas, no necesita de las diapositivas, sus charlas siempre derrochan amenidad y “nunca falta su salsa irónica sólo para sazonar”.
Enfatizó que Ruy Pérez siempre ha escrito para ese inquieto investigador que todos llevamos dentro, que se hace evidente en la niñez, para esos niños curiosos y preguntones.
“Sus libros se llenan con sus conferencias en las que siempre hay reflexiones dirigidas a quienes quieren entender la ciencia, sus por qué, sus cómo, sus quiénes, sus éticas, en responder preguntas a todo aquel que se interesa por la ciencia.”
De acuerdo con Ruy Pérez Tamayo, dijo, un egresado de una carrera se compromete a brindar servicio profesional a quien solicite de apoyo y colaboración, con honradez, lealtad y discreción, sin distinción de raza o credo, ejerciendo el compromiso siempre de compartir conocimiento, evitando caer en un mal ejercicio.
“Quien egresa de una carrera universitaria tiene la obligación de crear conocimiento, y no sólo hablo de quienes se dedican a la investigación.”
Carlos Contreras contó que a Pérez Tamayo le gusta vivir y convivir entre los aprendices. Hace algunos meses todavía impartía clases y le platicó que algunos de sus estudiantes ya son sus nietos o bisnietos. “Qué satisfacción tan grande. Hay gente que nos enseña, que con su luz definen el camino a seguir, nos orientan para no perdernos y llegar a dónde queremos, nos evitan la confusión y terminar perdidos, e incluso tienen la capacidad de ayudarnos a descubrir quiénes somos. Son esas luces que siempre nos indican el camino.
”Ruy, gracias por tu luz orientadora. Hay una cosa en la que sí soy como tú, soy por y para siempre un estudiante de medicina, como tú.”